Jn.6:37 “…al que a mí viene, no le echo fuera”.
Esta es una de las “tantas preciosas y grandísimas promesas” de las que Pedro nos refiere en su segunda epístola.
Hay un sin fin de promesas en las Escrituras. — Algunos cuentan más de 3.000 promesas.
Cada una de ellas es como las joyas en un arcón — Como los tesoros que encontraban los piratas.
—Todas ellas reluciendo a cual más deslumbrante.
Mirando este joyero encontramos joyas como esta: “Pedid y se os dará”.
Otra de esas joyas es: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. — ¡Esta es una joya bien grande!
Preguntar por otras promesas (joyas).
La que queremos ver hoy es otro de esos diamantes que se engarza en el mismo “collar”.
En este capítulo 6 hay otras de esas joyas. —Os invito a que las encontréis.
Jn.6:35 Una de ellas es: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.
Y en el versículo siguiente encontramos esta promesa con la que tratamos hoy.
Jn.6:37b “…al que a mi viene no le echo fuera”.
Estas palabras fueron dichas por el mismo Señor Jesús. —Precisamente los judíos le recriminaban esto mismo.
Ellos le acusaban diciendo: “Éste a los pecadores recibe”.
En los Evangelios vemos como venían a Él todo tipo de personas… Pecadores, publicanos, adúlteros, ladrones…
También: Ciegos, paralíticos, mudos, endemoniados, leprosos…
Pobres, ricos, hambrientos y miedosos (como los discípulos).
Mar.1:32-34 Es un claro ejemplo. “Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; 33 – y toda la ciudad se agolpó a la puerta. 34 -Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían”.
¡Pero no rechazó a ninguno!
Ahora bien, nos preguntamos: ¿En qué ha cambiado esta promesa desde entonces?
Esta promesa es principalmente para los incrédulos.
No importa cuál sea la situación del pecador, si acude a Cristo, él no le echará fuera.
¿Hubiese echado a Nerón, Diocleciano, Stalin, Hitler, Pinochet, Chauchescu, y otros muchos…?
Pero no es solamente para los incrédulos, también el creyente puede echar mano de esta preciosa promesa.
La palabra de Cristo es eterna. — Lo que el Señor dijo por el año 28 es válido para 2020.
Estas palabras: “al que a mi viene no le echo fuera”, son para todos. —Para todo aquel que quiera ir a Él.
Tanto para el que viene a Él por primera vez, como el que se vuelve a Él tras haberse separado.
¡Qué bendición, hermanos! —No importa si estás cargado y trabajado; él no solamente te recibirá, sino que te dará descanso para tu alma.
No importa si hace tiempo te estás alejando de Él. — Si estás en luchas tremendas.
- Si tienes muchas necesidades o pocas. — Si tienes mucha o poca fe.
Él nos ha prometido: “El que a mí viene no le echo fuera”.
¡Qué confianza podemos tener en esta preciosa promesa!
Cuando el niño se ha portado mal, no se atreve a acercarse a su padre. Tiene temor de la represalia.
—Tiene temor del rechazo de su padre por haberse portado mal.
También podemos poner el caso del pobre que se acerca a una mansión de ricos, y no se atreve a llamar porque piensa que le despreciarán.
Pero la promesa es que nuestro amado Salvador jamás nos rechazará. —Jamás rechazará a nadie que vaya a Él.
Hnos. y amigos: Debiéramos temer más el hecho de no ir a Él que el hecho de ir a pedirle perdón.
Confiemos en esta joya del tesoro de la Palabra de Dios.
Recuerda: ¡No importa tu situación, Si vas a Él, no te echará fuera!
¿No es esta una gran bendición?
¿Por qué no vas a Él con tu necesidad hoy mismo? Él está dispuesto a acogerte, perdonarte y a consolarte.
¿Te acuerdas de esta otra promesa? “Venid a mí los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
La promesa de que nos recibirá y no nos desechará está implícita en esta promesa de hoy.
Recuerda siempre esta promesa: “al que a mi viene no le echo fuera”.
Ve a Él con la seguridad de que no te rechazará. — Él no echa fuera a nadie que viene a él. — ¿A qué esperas?