miércoles, noviembre 1

Cartas de Charles H. Spurgeon (VII)

A su hijo Charles

Heligoland, septiembre de 1867

Mi querido Charlie:

Estoy muy contento porque escribiste una pequeña nota a tu querida madre, y espero que esto sea una señal de que siempre vas a ser diligente y atento, y esto será una cosa muy buena… Estoy encantado de oír que te está yendo todo tan bien en la Universidad.  Da mi cariño a todos los estudiantes, y di al Sr. Rogers que siempre me alegra saber que los hermanos me recuerdan en sus oraciones.

En esta pequeña isla hay un faro, se ve en lo más alto, a la izquierda del cuadro.  Es muy necesario, porque muchos barcos naufragan aquí.  Nosotros estamos abajo, en la playa, cerca de la torre con la bandera que está en la esquina; esa es la casa de baños.  Los barcos de vapor vienen cada dos días, y entonces podemos enviar cartas; en las demás ocasiones estamos lejos de la gente en el ancho, ancho mar.  Tenemos leche de ovejas por no tener espacio para vacas.  El pescado es muy abundante y muy bueno.

Mi querido hijo, confío que probarás a lo largo de tu vida, que eres un verdadero convertido a Dios.  Tus actos deben ser tu prueba verdadera.  Recuerda, los árboles se conocen por su fruto, y los cristianos por sus hechos. ¡Dios te bendiga por siempre jamás! Tu madre te envía su más cariñoso amor, y eso hace—

Tu padre que te ama,

C. H. Spurgeon

 

OTRA CARTA TIEMPO MÁS TARDE

Roma, 3 de noviembre de 1868 (¿)

Mi muy querido muchacho:

He tenido un viaje espléndido y me encuentro mucho mejor.  Mi viaje se puede describir así: He estado en la majestuoso Bruselas, respirado olorosamente en Colonia, he dormido en la bañada por el Rin, Maguncia, he reconocido la real Munich, he descansado en la rústica Botzen, he flotado en la palacial Venecia, he degustado la salsa en Bolonia, he vagado por entre la floresta de Florencia, y he permanecido en la imperial Roma.  En todo lugar protegido y bendecido por Dios, estoy muy agradecido, y estoy deseoso de volver fortalecido para el servicio a Dios.

Uno de mis más dulces gozos es saber que en tu escuela hay un espíritu de oración, y que tú participas en él.  Saber que amas al Señor y que eres poderoso en la oración será mi corona de gozo, y la esperanza de que lo estés haciendo es ya una alegría para mí.  Querido muchacho, me gustaría que tú fueses predicador, pero es mejor que ores.  Muchos predicadores han naufragado, pero nunca lo hará aquel que verdaderamente aprendió a orar.

Ten cuidado de que tu vida esté en consonancia con tus oraciones.  Tú y tu hermano habéis sido constituidos de forma diferente, y tenéis diferentes tentaciones, pero Dios es capaz de bendeciros a ambos por igual, y yo oro para que Él haga esto ricamente.

Desearía que estuvieses aquí conmigo, porque tú eres un buen compañero, y si tu querida madre estuviese aquí también, sería un día gozoso. Oraremos a Dios por ella cada día.

Da mis saludos al Sr. Olding.  Recibe mi cariño para ti.

Tu amante padre,

C.H. Spurgeon

 

Dos cartas escritas a su hijo Charles en las que se aprecia su cuidado por la vida y estado espiritual de su hijo. Como corresponde a un amante padre. Así era Spurgeon.