1Cor.15:12-26
Entre todas las epístolas no se encuentra ninguna otra iglesia con tantos problemas como la iglesia de Corinto. Tenían problemas tanto con la vida práctica, la práctica de la separación bíblica como con doctrina.
Cap.3 – les llama carnales y bebés. Y también que hacen partidismo. (Pablo, Apolos, Cefas y Cristo)
Cap.5 – les recrimina que acepten la fornicación de un joven con la mujer de su padre.
También les habla de que deben separarse de aquellos que llamándose hermanos son fornicarios, avaros, idólatras, maldicientes, borrachos o ladrones.
Cap.6 – les recuerda que deben saber juzgar entre los Hnos. También les dice que todo es lícito, pero no todo conviene, y que el cuerpo del cristiano es templo del Espíritu de Dios.
Cap.7- entre otras cosas les habla sobre cosas a tener en cuenta en el matrimonio.
Cap.8 – les habla sobre el tener cuidado con ofender al hermano débil.
Cap.11 – sobre cómo debían participar de la Santa Cena.
Caps.12-14 sobre los dones y cómo ejercerlos. En el 13 les habla del verdadero amor.
Cap.15 – sobre la resurrección.
Cap.16 – sobre las ofrendas para los santos.
La iglesia de Corinto nació a través del apóstol Pablo, en su segundo viaje cuando le acompañaban Silas y Timoteo. (Hch.18:1-5). Y, como hemos referido, entre tantos otros problemas, Pablo tuvo que ocuparse de poner en claro la doctrina de la resurrección del Señor. 1Cor.15.
Pero, no sólo trató con la resurrección de Cristo, sino que también nos habla de cómo nos afecta directamente a todos los creyentes entre la resurrección del Señor y nuestra resurrección. Aprendemos de esto que somos ya victoriosos sencillamente porque Cristo se levantó con poder del sepulcro. Por eso las palabras:
Leemos: 1Cor.15:55 “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”
Después de quedar claro que Cristo sí resucitó y que fue las primicias de los que han de resucitar, podemos decir a la muerte y al sepulcro: ¿Dónde está tu aguijón? — ¿Dónde está tu victoria? El creyente puede decir esto a consecuencia directa de la resurrección de nuestro Salvador. No importa tanto que tengamos días difíciles durante nuestro viaje terrenal; ¡la victoria ya es segura! Es probable que haya días en que parece que todo va estrepitosamente mal. Posiblemente hay épocas en las que te preguntas si todo vale la pena. Sin embargo, debemos recordar que sabemos cuál es el final. No importa lo que pase en la lucha diaria, sabemos que Cristo vive para proporcionarnos la victoria.
Si Cristo no hubiese resucitado seríamos dignos de misericordia, estaríamos en nuestros pecados, y seríamos falsos testigos. (1Cor.15:14-19). Pero “Cristo resucitó de entre los muertos, primicias de los que durmieron es hecho”. Ver.20.
Por eso también al final del capítulo, habiendo dejado claro que Cristo resucitó, leemos:
1Cor.15:57 “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Y a consecuencia de esta verdad irrefutable, Pablo nos insta a estar firmes en la obra del Señor.
1Cor.15:58 “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
Debemos afrontar todas nuestras cuitas, fatigas, fracasos y victorias con la confianza de que nuestro trabajo en el Señor no es en vano. Hnos., nuestro mundo sigue necesitando que seamos fieles testigos de Cristo. —Lo hemos de ser hasta el final. Es cierto que no vivimos en días en los que la Palabra se recibe con alegría. Pero hemos de pensar que la doctrina de la Resurrección, no sólo afecta a los creyentes, sino al mundo entero. Pablo le dio la interpretación correcta por inspiración divina. Pablo quería que la iglesia local de Corinto despertara de tanta confusión. De tantos problemas de partidismo, de confusión, de falta de discernimiento y de crecimiento.
Hnos., esta es la época perfecta para nosotros de ser firme. Ésta es la época perfecta para nosotros de ser inamovibles y de buen testimonio ante un mundo perdido. Este es el tiempo de predicar y enseñar la Palabra de Dios aunque no quieran oír. Este es el momento perfecto para nosotros de abundar en el trabajo del Señor.
“Sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
Nuestra pregunta para meditar hoy es: ¿Qué trabajo haces para el Señor? —Meditemos unos momentos.