1Tes.5:18 “Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Efe.5:20 “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
Estamos en tiempos de mucha dificultad, tanto a nivel físico como emocional y espiritual.
Y pienso que es cuando más debiéramos reconocer a nuestro Dios y mostrarle nuestro profundo agradecimiento.
Los pasajes que hemos leído nos hablan claramente de dar gracias al Señor en todo y siempre.
El caso es que nos falta dar gracias cuando las cosas nos van bien.
Disfrutamos la vida que el Señor nos da, y tiramos para adelante sin muestras de gratitud.
Y cuando las cosas no nos van bien, nos hartamos de pedirle y pedirle para que nos vaya mejor.
El Sal.77 nos habla el salmista de esta misma experiencia.
El autor del salmo está angustiado, sin embargo, al ir entrando en su escrito vemos que se
vuelve y comienza a pensar en las cosas por las que dar gracias a Dios.
Hnos., quizá es que, en medio de las aflicciones de la vida, sea tiempo de volvernos al Señor y comenzar
a darle gracias por todo lo que ha hecho por nosotros y en nosotros a lo largo de la vida.
¿No es tiempo ahora de recordar que nuestro Dios está sobre todas las cosas?
Él no cambia dependiendo de cómo nos encontramos o nos sentimos en algún momento de la vida.
¿A caso el amor de Dios es algo intermitente? — ¿Ahora te ama mucho, y luego ni te escucha?
Se nos dice en Las Escrituras que sus misericordias son nuevas cada mañana.
Esto quiere decir que sea una mañana buena para nosotros, o una mañana de lo más
angustiosa, su misericordia hacia nosotros está garantizada.
Isa.43:2 dice: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando
pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama
arderá en ti”.
Hay multitud de diferentes ocasiones de sufrimiento.
Una de ellas es la economía. —¡Cuántas veces nos vemos presos de las apreturas económicas!
Sin embargo, el Señor nos recuerda el consuelo que debemos tener en él.
He.13:5-6 “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No
te desampararé, ni te dejaré; 6 – de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi
ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
Hnos. ¿por qué, en los momentos de angustia no nos acordamos de cuántas han sido las veces que el Señor
nos ha sido fiel a lo largo de nuestra vida?
¿Por qué desesperar cuando sabemos que el Señor está a nuestro lado siempre, como la sombra a la
mano derecha?
Debemos recordar estos versículos que hemos leído al principio:
Dar gracias al Señor siempre y por todo.
Sal.34:1-10 LEER
Hermanos, hay mucho que agradecer al Señor:
Por su gracia constante. —Por su misericordia. —Por su provisión. —Por su perdón. —Por su fidelidad. —Por su amor. —Por su paciencia para contigo. —Por su disciplina. —Por sus promesas.
—Por su bendita Palabra. Etc., etc.
Hnos. no seamos como los niños, que se enfadan con su padre o su madre por que no les dan lo que quieren
cuando ellos quieren.
Seamos hijos agradecidos, hijos que no olvidan jamás las bondades que el Padre tiene con cada uno de los
suyos.
En tiempos de aflicción no nos olvidemos que nuestro Padre Celestial continua con nosotros, a nuestro lado.
Debemos aprender a ver al Señor en todas las cosas que nos ocurren, y ser agradecidos.
Col.3:15 “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un
solo cuerpo; y sed agradecidos”.
Fil.4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración
y ruego, con acción de gracias”.
Hnos. amados, nunca nos olvidemos de dar gracias a nuestro Padre Celestial. — ¡Por todo!
El Señor Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. He.13:8
—Él es siempre igual, ¡nunca cambia!