El amor es indispensable para el sexo, el sexo solo en el matrimonio es permitido por Dios, y el matrimonio tiene que ser por amor, cualquier otra razón que suplante al amor para casarse hace que aun la relación sexual entre esposos sea pecaminosa; digamos matrimonio por conveniencia económica, por mero deseo sexual, por obligación de los padres, por que llevamos mucho de novios, etc.
Muchos de los problemas de los jóvenes tiene que ver con los amoríos y noviazgos. Andar pasando de una pareja a otra aunque no hubiese sexo de por medio -¡y que no debiera de haberlo!- pero eso no puede ser el plan de Dios; que andemos abriendo puertas para ver en cual esta el premio que nos tiene reservado, así no puede ser. Él tiene un propósito para cada uno de nosotros, no a todos nos dará pareja, pero es nuestra obligación buscar hacer Su voluntad, determinar si seremos como Pablo, entregados a su trabajo de tiempo completo, o bien, como los 12, casados y haciendo su labor. Si su propósito es que nos casemos, el nos reunirá con otra mitad de la naranja (por lo de la media naranja) en el tiempo y momento indicados, no cuando nosotros pensemos que ya es hora sino solo cuando Él lo juzgue conveniente. De hacerlo por nuestra cuenta, corremos el grave riesgo de estar escogiendo a la pareja errónea, y caer en lo que muchos hacen y que ha resultado en un índice de divorcios de más del 40% que hoy hay en países como EU y México entre otros.
Los padres deben de aprobar a la pareja que su hijo(a) pretende, porque un buen matrimonio Cristiano esta orando por esa persona aun desde que su hijo(a) es bebé, para que Dios ilumine a sus padres y ambos puedan encontrase al dejar las cosas en manos de Dios. Y un hijo Cristiano confía en que sus padres quieren lo mejor para él(ella) y que Dios los usa para bendición, no para su perdición, por lo que deben de confiar en ellos aunque no estén totalmente de acuerdo con sus métodos o decisiones. Los hijos están bajo autoridad dada por Dios a sus padres, y el hijo que respeta a Dios respeta esta autoridad, por lo que no se pueden casar con alguien a quien sus padres no aprueban, mas si cree que sí es la persona indicada, debe pedirle al Señor que se lo confirme de alguna forma no solo al hijo sino a los padres y que sin desobedecer a sus padres, se den las cosas en el tiempo de Dios.
Como podrá un grupo de jóvenes Cristianos hacer la labor de la Iglesia si entre ellos hay problemas acarreados por que Juan fue novio de Martha y ahora ella es novia de Rodrigo, quien era muy amigo de Juan pero que ahora no pueden agradar a Dios porque ha entrado el odio, rencor, envidia, etc., entre ellos. Así dejamos que lo carnal interrumpa la labor de Dios.
Busquemos como padres que nuestros hijos no sean tentados y que no queden fuera de cobertura Divina, busquemos lo mejor para ellos según la voluntad de Dios.
Desde pequeños vayamos diciéndoles lo que deben de esperar de nosotros cuando crean ellos que ya es tiempo de tener un noviazgo, termino que por cierto, no se menciona en la Biblia…
Cuando dos jóvenes se casan “súper enamorados” están bajo el espejismo del enamoramiento, pues si es cierto, el amor es ciego, nos venda los ojos ante lo que Dios nos quiere decir, ante la verdadera forma de ser de la persona amada.
Cuando no es un enamoramiento basado en Dios, pasará y al pasar, revelará lo que antes nos vimos, lo que Dios nos quiso decir por medio de nuestros padres o líderes de la Iglesia, y entonces será ya demasiado tarde porque Dios no permitirá que cambies de cónyuge una vez que decidiste hacer tu voluntad y no la de Él. Debemos de probar el amor que sentimos por alguien y el que ese alguien siente por nosotros, para ver que si es un amor como el que Pablo describía en 1 a los Corintios 13.4-8: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.