Pro.8:35-36
Estos versículos me hacen pensar en la llamada cultura de la muerte que está en el ambiente en nuestros días. La filosofía de nuestra época es la resultante del alejamiento de esta sociedad de Dios y de Su Palabra. Y ese resultado es una filosofía de muerte. Nuestra sociedad detesta la sabiduría de Dios de la que habla largamente este capítulo. La sabiduría está caracterizada en forma femenina. —Se personifica como si se tratara de una mujer. Pero esta sabiduría es rechazada por la sabiduría de los hombres.
Y la sabiduría de los hombres está basada en la muerte; no en la vida. Pero las Escrituras de hecho nos dice que alejarse de Dios es muerte.
Sal.2:12 “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira”.
El alejarse, desechar o despreciar al Señor produce sentimientos y pensamientos de muerte. La vida está en Él, y todos cuantos se acercan a Él aman la vida. Pero los que se alejan de Dios aman la muerte. —Veamos el efecto de los que se alejan de Dios. Por un lado, la compasión de los hombres llega a perdonar la vida de los que deberían morir. Criminales que no han valorado la vida de otras personas y se les da valor a la suya.
Por otro lado se mata a los que deberían vivir, los no nacidos. —Millones de bebés son asesinados en el mundo. Los padres y madres, o las madres por su cuenta, deciden quién debe y quién no debe nacer. Y si deciden que no debe existir, le matan y se quedan tan tranquilos.
La vida en algunos círculos no parece tener demasiado valor. Hay lugares en los que te pueden quitar la vida por un Smartphone. Cuando no se conoce o se ignora a Dios, la vida comienza a carecer del valor que debe tener.
La droga es otro de esos elementos que todo el mundo sabe que mata, pero aun así, se trafica con ella, se compra y se consume.
La eutanasia es otro tipo de muerte voluntaria. —Se llama también suicidio asistido, que parece más suave. La palabra eutanasia significa: “Buena muerte” o “Bien morir”: del Gr. eu y thanatos, Pero en realidad la eutanasia es decidir quitarse la vida uno mismo con o sin ayuda. Mejor dicho, es un suicidio voluntario con o sin ayuda. Cuando la gente está cansada de la vida, del dolor o el sufrimiento, decide acabar con todo. Si en verdad supieran cual es su destino preferirían seguir viviendo por mal que fuese. Pero no aman al Autor de la Vida. —Ni le conocen, ni le quieren conocer.
La muerte para muchos parece ser el fin de todo sufrimiento, pero se engañan ignorando las Escrituras, porque es entonces que comenzarán los males de verdad. —Y, lo peor, no terminarán jamás.
Salomón nos dice respecto de Dios: “Todos los que me [le] aborrecen aman la muerte”. Podemos continuar con el suicidio. La OMS ofrece estos datos: “Más de 800 000 personas se suicidan cada año, lo que representa una muerte cada 40 segundos. El suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario (de edad) de 15 a 29 años”. “La mortalidad por suicidio es superior a la mortalidad total causada por la guerra y los homicidios”.
Y notemos este dato: “Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo,… [y entre otros grupos que menciona están] las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales; y los reclusos”.
¿Nos parece extraño? —Recordemos lo que nos dice el versículo que hemos leído al principio:
“Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte”.
El libro de Job podemos leer: Job 11:20 “Pero los ojos de los malos se consumirán, Y no tendrán refugio; Y su esperanza será dar su último suspiro”.
Esta parece ser la esperanza de quienes están lejos de Dios. Espero y confío que todos cuantos están aquí hoy hayan encontrado y estén amando a la vida. Para el creyente, la muerte es el principio de muchas bendiciones, mientras que para el incrédulo es el principio de sus peores males aunque no lo crean.
Hnos., sepamos apreciar la vida que Dios nos da y al Dios que nos da la vida. “Porque el que me halle, hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová”.
Ahora nos queda meditar en ¿qué hago con la vida que Dios me da? — ¿La vivo para mí mismo?
Recordemos aquellas palabras del apóstol Pablo: 2Cor.5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.
También Vv.14-15 LEER — ¿Has hallado la vida?; ¿qué haces con ella? —Meditemos un momento en esto.