Ecle.3:1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”.
Al leer estas palabras deberíamos pensar: ¿a qué tiempo se refiere, al tiempo de las cosas, al nuestro o al de Dios?
Si examinamos la frase gramaticalmente, este “su” se refiere a ese “todo”.
Pero nos volvemos a preguntar:
¿TODO quiere decir las cosas, las acciones que se nos enumeran aquí, a los sentimientos o a los trabajos?
¿Debemos entender que Salomón se refiere a que todas las cosas tienen su momento oportuno?
En principio podría entenderse que sí se refiere a esto: todas las cosas tienen su momento oportuno.
Pero, nos viene otra pregunta: ¿Cómo sabemos cuál es el tiempo perfecto para hacer tal o cual cosa?
Solamente Dios sabe cuál es el tiempo adecuado para cada cosa.
Él creó el tiempo. —El tiempo está en sus manos. —Él no está sometido al tiempo, pero es dueño del tiempo.
De manera que solamente Él puede saber en su Omnisciencia, cuál es el mejor tiempo para cada cosa.
El tiempo perfecto para hacer cualquier cosa es el tiempo de Dios.
- Tenemos el caso de Abraham. —Él, juntamente con Sara, pensó que el tiempo de tener el hijo prometido de Dios era entonces.
Y buscaron una solución: Tomaron a Agar para que fuese el medio para conseguir la promesa.
Y todos sabemos del gran error en que se encontraron.
Tuvieron que sufrir afrentas de ella hacia Sara. —de Ismael hacia Isaac.
Y tuvieron que echarla y desheredar a Ismael. Éste no era el tiempo de Dios para darles el hijo de la promesa.
Pero cuando fue el tiempo de Dios, de aquella mujer estéril, y de aquel hombre viejo, Dios les dio lo prometido.
- El caso de la venida del Señor a la tierra.
Gál. 4:4 es muy claro: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”.
¿Por qué esperó tanto? —En verdad no lo sabemos, pero fue en el tiempo perfecto de Dios.
- El caso del Señor Jesús. —Cuando él estuvo en la tierra, sabía bien cuál era el tiempo de Dios para Él.
Jn.7:5-8 Sus propios hermanos le incitaron a hacer algo fuera de tiempo, y Jesús les dijo:
“Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5 – Porque ni aun sus hermanos creían en él. 6 – Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. 7 – No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas. 8 – Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. 9 – Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea”.
- El caso de Israel. — Por no saber su tiempo, el pueblo judío ha estado sufriendo por 2000 años.
Luc.19:41-44 “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, 42 – diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. 43 – Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, 44 – y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.
En esto podemos ver el peligro de no saber en qué tiempo vivimos según Dios.
El pueblo judío no supo reconocer el tiempo de la venida de su Mesías, y lo ha pagado muy caro.
Y ahora, Hnos., según el calendario de Dios, no estamos en tiempo de Filadelfia con los grandes avivamientos.
—Estamos en tiempo de Laodicea con su enfriamiento espiritual, su materialismo y su alejamiento de Dios.
—Ahora estamos en tiempo de lucha. —En tiempos espiritualmente muy peligrosos.
Sin embargo, cuánta gente está hoy confundida con los tiempos de Dios.
Mateo 24, 2Timoteo 3, Judas y Apocalipsis 3:14-22 nos desvelan cual es el tiempo en el que estamos viviendo ahora mismo.
—Nos detallan cuáles son los tiempos actuales según la agenda de Dios.
Y no es tiempo de grandes reavivamientos, sino tiempos de dureza de corazón en las almas.
—Tiempos en los que la salvación es de uno en uno y de tiempo en tiempo. —Tiempos de guerra espiritual.
—Tiempos de lenta santificación personal.
—Tiempos en los que la Palabra de Dios está siendo atacada con más fiereza que nunca.
—Tiempos de defender la Palabra de Dios. —Tiempos de prepararnos para la venida del Señor a por los suyos.
Miremos que nuestro error no sea como el de los judíos, y preparémonos para el tiempo en que vivimos.
Quiera el Señor hablar a nuestros corazones acerca del tiempo que nos toca vivir y seamos sensibles a Su voz.
Si no eres salvo/a todavía, hoy aún es tiempo. —Si vives una vida carnal, recuerda: el Señor viene pronto.
Este es el tiempo de Dios para cumplir su promesa.
¿Estás viviendo en los tiempos de Dios? ¿Sabes en qué tiempo de Dios vives hoy? — ¡Qué el Señor nos ayude!