Salmo 118
Por Fina M. de Sánchez
He escogido sólo un versículo de este precioso salmo para compartir con vosotras, aunque me parece muy oportuno que se lea todo el salmo entero, ya que es un salmo de acción de gracias, muy oportuno para los creyentes.
En el versículo 24, al cual quiero hacer referencia, el salmista no se está refiriendo necesariamente a un día específico; un día super-normal o festivo. No se refiere específicamente a un domingo, o al día de nuestro cumpleaños, etc. El salmista va más allá de todas estas fechas, pero a la vez se queda aquí mismo, porque él se refiere a todos los días, porque todos los días los hizo el Señor. Por tanto, todos los días debemos regocijarnos en Él. En 1Tesalonicenses 5:16 se nos dice: “Estad siempre gozosos”, ¡y esto se refiere a todos los días!
Pero, por otro lado, hay días que no son tan buenos. No son nuestro aniversario, ni nuestro cumpleaños… Así que no todos los días nos parecen iguales. Hay días tristes, llenos de aflicción. Hay días difíciles o dolorosos por causa de una mala noticia: la muerte de un familiar querido, un accidente de alguien muy conocido, te encuentras enferma, problemas con los hijos, una desavenencia con tu esposo; no llega el dinero… Pero, podría ser que uno de esos días tan “malos” se convierta en un día mucho más especial; en un día donde, a pesar de cualquiera de estas cosas, no perdamos todo el gozo.
Se dice que el primer día del año tiene mala connotación. ¿Por qué?, porque normalmente se toman decisiones que luego no se cumplen nunca. También se dice de él que es el día más importante del año. Pero, hermanas, no es ni una cosa ni la otra. Es un día especial como todos los del resto del año, porque es “el día que hizo el Señor”.
Todas hemos tenido algún día muy especial: El día de nuestra boda, el día del compromiso antes de la boda, cuando te enteraste que estabas embarazada, cuando al fin nació tu bebé, las primeras vacaciones con tu esposo, en fin, pueden haber días muy especiales en nuestras vidas.
La palabra del Señor en 2Corintios 6:2b nos dice: “He aquí hoy es tiempo aceptable…”. Cualquier día que escojas puede ser un día bueno, un día especial; un día muy adecuado para comenzar una nueva vida en Cristo; una vida con Cristo. Cada día debe ser un día gozoso porque lo ha hecho el Señor. Cada día puede ser un día de nuevos propósitos, de nuevas metas, de nuevas decisiones que le agraden. Cada día puede ser un buen día para vivirlo con Él, y esto si que lo hará muy especial. No importa lo que pueda ocurrirnos, porque cada día es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él”. Fijémonos que nos dice: “en él” ¿En el día que hizo el Señor, o en el Señor que hizo el día? Quizá podamos entender en los dos.
Querida hermana, recuerda: “Hoy es el día que hizo el Señor”.