Efe.2:7 “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”.
Las palabras “siglos venideros” me han llamado la atención. ¿Querrán decir estas palabras que recordaremos siempre aquí en la tierra lo que Cristo hizo por nosotros? Por otro lado, ¿podrían querer decir que también lo recordaremos por los siglos de los siglos? En mi humilde opinión creo que podrían decir lo uno y lo otro. Y me preguntaba: ¿A caso nos olvidaremos en la eternidad de lo que hizo Cristo por nosotros?
Para mí la respuesta obvia es que nunca lo olvidaremos. Siempre recordaremos la obra que el Señor hizo viniendo a este mundo. “mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia”.
¿Cuándo se dejará de mostrar las abundantes riquezas de su gracia? ¿Cuándo cesará Dios de mostrarnos su bondad para con nosotros en Cristo Jesús? ¿Durará solamente hasta el fin del milenio? Pienso que siempre, eternamente, por los siglos venideros recordaremos los beneficios de su bondad para con nosotros.
¿Cómo olvidaremos en los siglos venideros todo lo que Cristo hizo por nosotros aquí en la tierra? Su encarnación y su nacimiento (Navidad), Su pasión y su muerte en la cruz, Su resurrección, y su retorno triunfante, y Su establecimiento de nuevos cielos y nueva tierra.
Todo esto nos muestra la abundante riqueza de la gracia de Dios para con nosotros. Creo que nunca, en todo la eternidad, por los siglos venideros, vayamos a olvidar la obra de Cristo hecha por nosotros aquí en este mundo. Cuando el Señor venga a establecer su reinado milenial, los judíos verán las marcas que hicieron al Mesías. El apóstol Juan, en Apo.1:7, nos dice:
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”,
De hecho, tanto judíos como gentiles le reconocerán por sus heridas. Después de más de dos mil años el Señor seguirá teniendo las heridas que son señales de lo que un día hizo por nosotros. ¿Cuándo se quitarán las heridas del cuerpo del Señor? — ¡Las cicatrices siempre estarán en su cuerpo!
2Pe.2:24 “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.
Hnos., por su herida fuimos sanados! — “por cuya herida fuisteis sanados”.
¿Dejaremos de ver algún día esas heridas hechas por nosotros? ¿No serán sus heridas las que nos mostrarán en los siglos venideros la abundante bondad de Dios para con nosotros en Cristo? ¿No será que en la herida de Cristo se nos mostrará siempre la bondad de Dios para con nosotros? Y siendo así, viendo sus heridas, no tendremos más remedio que recordar toda la obra de redención.
Desde su nacimiento en el pesebre hasta su muerte y resurrección. No podemos desligar el principio del final, ni el final de su principio. Ni aquí, ni en los siglos venideros. De manera que el nacimiento del Señor Jesús, se recordará también por los siglos de los siglos. Algunos preguntan: ¿Celebraremos la Navidad en el cielo? Pienso que sí. —Siempre recordaremos el nacimiento del Señor Jesús.
Seguro que no será como se hace hoy aquí en la tierra. Pero estoy convencido de que siempre, —por los siglos de los siglos venideros— recordaremos la Natividad del Hijo de Dios en un humilde pesebre. Porque esto es parte importantísima e imprescindible de la redención del hombre. Recordar el Nacimiento del Señor es recordar también su Redención. Y recordar su Redención es recordar también su Nacimiento.
Cuidémonos de que nuestra celebración de la Navidad aquí sea más parecida al recuerdo que un día tendremos de la Navidad allí cuando estemos con Él por los siglos venideros.
Meditemos unos momentos es esto.