Juan 11:35
Por Alejandro Sánchez
Este es el versículo más corto de la Biblia. Literalmente quiere decir: “Jesús derramó lágrimas.” Aunque parezca una nimiedad aclarar esto, hay que decir que la palabra usada aquí para “llorar” es diferente de las que se usaron en el Ver. 33. Jesús ve a María llorando, pero este “llanto” denota llorar con lágrimas y con la voz; con gemido o lamento verbal. Ya conocemos lo expresivos que son tanto los judíos como los semitas en general.
Pero la palabra inspirada por Dios aquí, significa estrictamente: “Derramar lágrimas.” Es curioso además que es la única vez que esta palabra se utiliza en el Nuevo Testamento. Así que se puede decir que el Señor Jesús lloró de una forma distinta; única.
Ahora, para adentrarnos en el tema debemos preguntarnos: ¿Por qué, pues lloró Jesús?. El ver.33 nos hace ver que cuando él vio a María llorando y a los judíos tratándola de consolar, llorando también, “se estremeció en espíritu y se conmovió”. El ver. 38 nos muestra que Jesús se conmovió profundamente de nuevo. Estos pasajes nos demuestran lo que nos dice Hebreos 2:14-18, que él puede compadecerse de sus hermanos. Tales son sus sentimientos.
Parece que el Señor Jesús se compadecía de los que sufrían. No obstante, cabe preguntarnos de nuevo: ¿Fue esa la única razón por la que lloró derramando lágrimas? Debemos recordar que Jesús pudo haber llegado antes de la muerte de Lázaro, no obstante, esperó. Veamos los vv.3-6. Además, podemos conjeturar que él pudo haberle sanado antes de morir. Recordemos el caso de la enfermedad del hijo del oficial del rey. El oficial vino a suplicar por su hijo enfermo, y el Señor le dijo: “Ve, tu hijo vive.” Y así se lo dijeron sus criados cuando llegó a su casa al día siguiente.
Jesús pudo haber evitado la muerte de Lázaro, así que, no lloró porque Lázaro estaba muerto. Además, él sabía que le iba a resucitar. Jesús lloró, pues, por ver los estragos que la muerte hace a sus criaturas. El había venido para vencer al que tenía el imperio de la muerte (He.2:14), o sea, al diablo. Pero lo había de hacer mediante su propia muerte. Pensemos que no faltaban muchos días para que se llevase a cabo su obra de redención en la cruz.
Desde luego, no debió ser cualquier cosa ver que su amigo Lázaro había muerto. Tampoco lo debió ser ver a María y Marta sufriendo. Pero no olvidemos en qué forma veía él la muerte. Nos dice la Escritura en Rom.6:23: “La paga del pecado es muerte.” Esta es la orden dada por Dios desde los días de Edén, y esta orden es irrevocable. ¿Qué significado debía tener la muerte para Cristo? De seguro que su visión de la muerte era mucho más profunda de lo que nosotros podamos comprender. Jesús, pues, entre otras razones, lloró porque vio de nuevo el verdadero significado de la muerte. Es el último enemigo que será vencido, según 1Cor.15:26.
Bueno es hacer ver a los incrédulos lo que significa la muerte. No es algo romántico. No es el fin de todas las cosas. Es el principio de una eternidad sin Dios y sin Su misericordia. Es un sin fin de días en sufrimiento continuo. Es un vivir estando muertos y un morir estando vivos. Ellos no saben que “está establecido para los hombres que mueran” – por cuanto todos somos pecadores – “y después de esto, el juicio.”
A quien conoce al Salvador personalmente, una palabra de ánimo. La segunda muerte no tiene potestad sobre nosotros. Y aun la primera será un dormir. Un cerrar los ojos para, en aquél instante, ver a Aquel que tanto nos amó. ¿No desearemos que nuestros padres, hermanos, familiares, amigos y compañeros conozcan esta verdad? Posiblemente, Jesús lloró pensando en todos los que por la muerte van a la muerte eterna.