Cuando Dios creó a la mujer tuvo que hacerla de una manera especial. El hombre era la creación especial de Dios. Según nos dice el relato de Génesis, Dios había creado todo lo que el hombre necesitaba para vivir. Las condiciones eran perfectas tanto para su sustento como para su hábitat. Sin embargo, cuando Dios formó al hombre vio algo que no era bueno. «Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él», Génesis 2:18. Esta palabra idónea tiene que darnos una idea de cómo debía ser aquella mujer que Dios creó para Adán.
Algo que se debe entender es que la mujer que Dios creó para traerla a Adán debía ser la madre de todos los vivientes. Adán le puso el precioso nombre de Eva (vida) significando la importancia de su mujer.
Esta mujer habría de ser el patrón para las mujeres que vendrían detrás, por tanto no podría ser diferente de la descripción que se nos da de la mujer en Proverbios 31; una mujer fuerte e inteligente.
A través de la historia la mujer ha sido mal entendida y en muchos casos vejada injustamente. El hombre ha mal entendido lo que Dios dijo en su juicio por haberle desobedecido. Dios dijo: «tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti», Génesis 3:16, pero esto no tiene nada qué ver con ningún tipo de inferioridad o menor capacidad o categoría.
Cuando Adán y Eva salieron del Paraíso, sus corazones ya estaban corrompidos por la semilla del pecado. Desde entonces los corazones de los hombres se enseñorearon de la mujer rebajándola en muchos casos al grado de inferiores y con escasos privilegios frente al hombre. Así podemos ver etnias y religiones que llegan a tratar a la mujer como objetos que se venden o cambian con tratos comerciales. Pero debemos preguntarnos: ¿Es esta la intención de Dios para la mujer? ¿Creó Dios a la mujer en inferioridad de capacidades respecto al hombre? ¿Es esto lo que Dios entendía al decir: «tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti»?
La primera pregunta que debemos hacernos es si esta clase de mujer a la que nos hemos referido, es o puede ser la ayuda idónea para el hombre. Una mujer que es inferior no pude ayudar de forma idónea a su esposo. Pienso que en todo caso, para ser una ayuda idónea para su marido debe ser al menos igual que él. La mujer no es menos inteligente ni capaz que el hombre como podemos ver hoy día en las sociedades occidentales. Si el hombre no hubiese frenado la educación y preparación de la mujer ésta no habría sido utilizada, manipulada y abusada como lo ha sido a través de los tiempos.
La mujer fue creada con algunos privilegios superiores a los hombres. Por ejemplo: la de concebir y crear un cuerpo de la semilla del hombre; la ternura que es capaz de dar a su familia jamás podrá producirla un hombre; y así podríamos continuar la lista.
No obstante, el otro extremo tampoco es la idea de Dios. En los países occidentales nos hemos ido al lado opuesto con el llamado feminismo. El diablo ha vuelto a engañar a la mujer para que desobedezca a Dios y al hombre a quien Dios mismo puso, no como superior, pero si como responsable sobre ella.
Si alguien tuviese que ser superior, sopesando a uno y a la otra por separado, pienso que la mujer resultaría superior en algunos aspectos. Pero el asunto no es quién es superior en estas o aquellas áreas, el verdadero asunto es lo que Dios ha dicho.
Estamos hablando en un sentido general, sin embargo, el asunto es que el pecado, si bien empeoró la situación, no invalidó el principio que Dios propuso.
De modo que los hombres deben tener un muy grande respeto y admiración por la mujer, porque cada mujer es un recipiente creado por Dios para cuidar, entender y ayudar al varón y traer al mundo a los hijos que Dios le de poder tener. Cada hombre ha necesitado a una mujer para llegar a existir. Y esto es algo que ningún hombre debe jamás olvidar.
Principalmente en Occidente hoy día, inclusive en las iglesias, la mujer está tomando un lugar que Dios nunca pretendió darle: El liderazgo. Los argumentos que Dios usa para decir cuál es el puesto de la mujer siguen siendo tan actuales como en el primer siglo cuando Pablo, por inspiración divina, escribió a Timoteo: «La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión»2 Timoteo 2:1-14.
Sin embargo, la misma Palabra Revelada nos dice en el versículo siguiente: «Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia», versículo 15. Este salvar no nos está hablando de la salvación que es por la fe. Ni el contexto inmediato, ni la enseñanza bíblica, puede soportar esta idea. Nada más lejos de la verdad. Lo que Pablo nos dice es que la mujer es aliviada y liberada de esta prohibición teniendo su propio ministerio con la descendencia que Dios le dé. Este es el principal ministerio de la mujer, y ésta es la manera en que principalmente puede y debe servir al Señor; siendo un madre bíblica que permanece en fe, amor y santificación con modestia.
¡Cuánta falta nos hacen estas mujeres en las congregaciones! Que el Señor nos las proporcione abundantemente.
Pastor Alejandro Sánchez