Las Delicias del Señor

Fina M. de Sánchez

Hola, queridas hermanas, ya estoy otra vez aquí después de estar unos meses en Estados Unidos. El número anterior lo escribió mi esposo por mí, como seguramente ya sabréis. Pensé que era un buen artículo para las mujeres.

Hoy me gustaría compartir con vosotras un Salmo que ha sido de muchísima bendición para mi vida. He creído que las mujeres, siendo que siempre tenemos la mente tan ocupada en tantas cosas al cabo de un solo día, podríamos beneficiarnos de parar unos momentos a meditar en la sencillez con la que muchas veces nos habla la Palabra de Dios. Esto supondrá un descanso y a la vez un refresco espiritual para nuestras almas. Es bueno sentarse un momento al día y meditar en ellas con calma. Si no somos capaces de apartar ese gran momento del día para estar a solas con el Señor pensando en aquellas cosas que Él tiene para cada una de nosotras, nuestra tarea diaria será mucho más ardua.

Debemos darnos cuenta que, especialmente la esposas, tenemos un “multi-empleo” diario. Somos un poquito de muchas cosas a la vez. Además de amas de casa, a veces tenemos que ser también enfermeras, contables, secretarias, maestras, diseñadoras, señoras de limpieza, señoras de compañía, cocineras, y un largo etc. Ya sabéis a qué me refiero. De manera que pasemos a compartir este precioso salmo. ¿Qué os parece si lo leemos juntas? Es mi oración que os pueda ser de tanta bendición como lo ha sido para mí. El Salmo es el 16.

Comienza el Salmo con el versículo 1 en el que leemos sobre la súplica que David hace pidiéndole que le guarde, pero le pide esto en la confianza que tiene en su Dios. El siguiente versículo nos declara cómo es que todo creyente debe declarar estas mismas palabras: “Tu eres mi Señor”. En verdad que Él debe ser el Señor de nuestras vidas.

Más adelante, en el versículo 5 leemos: “Jehová es la porción de mi herencia”. No podemos encontrar mejor ni más abundante y preciosa herencia que la que tenemos en nuestro Dios. Él es el todo de todo. Todo es suyo, y Él es nuestro Padre.

El versículo 7 nos dice: “Bendeciré a Jehová que me aconseja”. Si tenemos una comunión estrecha e íntima con el Señor —no sólo de domingo— notaremos cómo el Señor, por su Espíritu, dirige nuestras vidas y las decisiones que hemos de tomar al cabo del día. Él nos da los consejos que necesitamos escuchar y seguir.

Continuando la lectura nos damos cuenta que se nos afirma la fidelidad del Señor. Él jamás se aparta de nuestro lado. Siempre está con nosotras. Por eso, nos dice el versículo siguiente, se alegra nuestro corazón y se goza nuestra alma. ¡Qué confianza podemos tener en nuestro Dios!

Los últimos versículos nos hablan, si bien son una clara referencia profética del Señor Jesús, nos habla a la vez de nuestra confianza en que un día, si el Señor no viene a buscarnos antes, veremos al Señor y nuestros cuerpos serán resucitados incorruptibles. Y en esa vida tendremos “plenitud de gozo”; un gozo que será tan pleno, que no habrá posibilidad de que sea mayor. Y será para siempre.

Querida hermana en Cristo, si has perdido el gozo de la salvación, para, descansa, reposa en la bendita Palabra de Dios, renueva tu relación con Él y será una “delicia a tu diestra para siempre”.

Es mi profundo deseo que Dios use estas torpes palabras y sobre todo las Suyas que hagan bien a tu alma a partir de estos momentos que has tomado para repasar este precioso salmo conmigo. Orando por ello.