Juan 8:44
En este versículo el Señor Jesús nos desvela quien es verdaderamente el diablo.
Comenzó diciendo: ¿Con que Dios os ha dicho…? De esta manera ponía en duda lo que Dios había dicho a Adán y Eva.
Esto era la preparación para la primera mentira que entró en el mundo. “No moriréis”. Gén3:4.
Como he dicho esta es la primera mentira que entró en este mundo y fue el mismo Satanás quien la inventó.
Para mí, el hecho de que el Señor le llamara padre de mentira me hace pensar en que él es quien engendra las mentiras.
El hecho de que engendre mentiras es como el hombre que engendra un hijo.
Es fruto de su ser; de sus entrañas; de lo más interno y profundo.
Así Satanás engendra sus mentiras de lo más profundo de su ser y las inyecta en la mente de los hombres.
Veamos seis de las mentiras que más han influido en el mundo así como lo hiciera con Eva y Adán.
- Que nadie tiene la verdad absoluta.
Esta mentira ha permeado a toda la humanidad desde el principio de los tiempos. Caín no vio la verdad ni la realidad de un solo Dios como sus propios padres y su hermano Abel. Él no tuvo el esmero que Abel tuvo al presentar sus sacrificios a Dios. He.11:4 nos dice que Abel ofreció más excelente sacrificio a Dios que Caín Cualquier cosa para él fue suficiente, y le dio del fruto de la tierra una ofrenda. Y cuando vio que a Dios no le era agradable su ofrenda, dice la Palabra que Caín se ensañó en gran manera.
Es posible que pensara: No tiene por qué haber una sola forma de ofrecer sacrificios a Dios. Y el corazón de Caín fue engañado por la mentira de Satanás. Esta idea se ha esparcido por todo el mundo. Por eso hay tantas religiones en el mundo. Unas 4.500. - Otra mentira de Satanás es que no hay infierno ni castigo eterno.
¿Cómo un Dios bueno va a enviar a sus criaturas a un castigo eterno? Esto parece muy razonable si nos olvidamos que Dios es tan bueno como justo. Inmensamente bueno e inmensamente justo. Es tan inmensamente bueno que envió a su propio Hijo a morir por los pecadores. Y Es tan inmensamente justo que un solo pecado nos puede llevar al castigo eterno.
En muchos casos los hombres se creen más buenos que Dios y le juzgan. De esta mentira se derivan las siguientes tres mentiras que están expandidas por todo el mundo: - Que todos somos pecadores, por tanto no es tan grave el pecado.
Si todo el mundo lo hace no será tan malo. —Sencillamente es algo natural. Solamente matar, robar o atracar un banco se pueden considerar pecados. —Lo demás es sencillamente natural. - Que lo importante es sentirse bien con uno mismo.
Estas tres mentiras diabólicas son creídas por millones de personas en este mundo. Comenzando por las religiones orientales, la mayoría de ellos creen en encarnaciones que, según el resultado de sus vidas, resultarán en una vida superior o inferior, teniendo con ello otra oportunidad de ascender. Los católicos de la calle, si les preguntas comprobarás que no creen en un infierno. No ven el pecado como algo tan desagradable. Y dicen que lo importante es portarse bien. La mentira de Satanás les ha convencido de que no hay infierno, que el pecado no es tan grave, y que vale con no hacer mal a nadie - Otra de esas grandes mentiras es que todas las religiones llevan a Dios.
Lo importante es creer en algo, dicen muchos. —La religión que practique es lo de menos. De esta manera se desprecia lo que Dios dice en Su Palabra. Es como decir: No importa lo que Dios dice, lo que importa es lo que yo creo. - Por último, entre otras mentiras está esta: Seguir a Dios es un camino de restricciones.
Satanás distribuye la idea de que seguir a Cristo es llevar una vida llena de negación, austeridad y continuo sacrificio, sin alegrías ni gozos. Cuando la verdad es precisamente todo lo contrario. La verdad de Dios nos hace libres.
La verdad es que hay gozo en la vida cristiana. El que obedece lo que Dios nos dice, es más feliz.
Yo espero que nadie aquí esté creyendo ninguna de estas mentiras de Satanás.
No olvidemos que el Señor desenmascara a Satanás delante de todos nosotros. —Él es padre de mentira.
Es capaz de inventar las más sutiles mentiras que el hombre pueda creer.
Pero la verdad está en Cristo y en su revelación, la Palabra de Dios. Él es el Camino, La verdad y la vida.
Es necesario, Hnos., que seamos astutos y contrastemos nuestras “verdades” con la Palabra de Dios. — Sólo así podremos estar seguros de no ser engañados con las mentiras que inventa Satanás.