Limpieza por dentro y por fuera

Mat.23:26-28

Este es uno de los pasajes más duros en que el Señor se dirige a los escribas y fariseos. Les culpa de ser hipócritas. —O sea, de hacer una cosa y sentir otra muy distinta. Les culpa de pretender estar limpios y de ser santos por fuera mientras en su interior están completamente sucios. Me llama la atención que el Señor nunca se dirigió así a los incrédulos o paganos. Sin embargo, podemos notar cuán mal le sientan los religiosos que sólo son espirituales por fuera.

Parece que a los perdidos les trata con amor y dulzura. — El caso de la mujer encontrada en adulterio en Juan 8.

  • Él vino a salvar lo que se había perdido. Mat.18:11

Pero a los que se toman por maestros y religiosos los trata muy duramente. La hipocresía es la antítesis de la verdad. Y es que Hnos. y amigos: La obra de santificación es una obra que tiene que hacerse en el corazón. No es una mera reforma externa donde se aparenta lo que en realidad no es.

Es por eso que, en este pasaje, el Señor les dice a los escribas y fariseos siete veces: “Hipócritas”. Hipocresía es: —“Fingir una cualidad, sentimiento, virtud u opinión que no tiene”.
Hipócrita: —“Aquél que finge sentimientos que no tiene, o que expresa ideales que no sigue”. En griego: Hypocrités; y en latín Hypocrita.  Esta palabra no es hipócrita, se traduce tal cual es.

Es curioso que la palabra hipócrita se entienda perfectamente en inglés, en francés, en  rumano, italiano, y portugués. La obra que Dios hace en el hombre que confía en Dios no es una obra de reforma. —Es un cambio. No es una mano de pintura al coche al que le falla el motor; es un motor nuevo. El Señor cambia el corazón, porque es ahí donde está el gran y grave problema del hombre. Y ese cambio en el corazón va cambiando nuestro exterior paulatinamente; poco a poco.

La reforma que se lleva a cabo externamente, no es de Dios, sino un mero esfuerzo humano de la voluntad. Por eso cuando le decimos a alguien que el Señor nos ha quitado del tabaco, o del alcohol, o de cualquier otro vicio, nos dicen que eso lo hemos hecho nosotros con mucha voluntad. Que hay otros que también han dejado la bebida o el fumar.

Pero lo cierto es que esos cambios, por sí mismos, no cambia el corazón del ser humano. Lo que sí cambia el corazón es la obra hecha por el Espíritu Santo en nuestro ser interior. Los cambios nunca se llevan a cabo de fuera para adentro. Es completamente al contrario; se llevan a cabo de dentro para afuera. Y cuando no ha habido cambio dentro, y queremos aparentar por fuera lo que no ha ocurrido, entonces trataremos de actuar como los demás según les vemos por fuera. Y a esto lo llama el Señor: Hipocresía. —Y a quien practica la hipocresía le llama hipócrita.

Pero puedes estar limpio por fuera y no estar limpio por dentro. Escucha bien esto: — Se puede estar limpio por fuera y no estar limpio por dentro. Pero no se puede estar limpio por dentro y no estar limpio por fuera.

Aquí se confunden aquellos que se excusan diciendo: El Señor mira el corazón, no lo exterior. Es completamente cierto que el Señor mira el corazón, porque es la parte más importante de la vida. Pero también nos dice la Escritura que del corazón de los hombres salen muchas cosas que contaminan al hombre.

Leamos Mat.15:19 “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.

¿Te has fijado? Los falsos testimonios” salen del corazón. —Del corazón no regenerado; no santificado.

Mat.15:7-8  “Hipócritas, bien profetizó Isaías cuando dijo: Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mi”.

Hnos. y amigos: Los incrédulos necesitan perdón. —Pero hay de los que dicen haber sido perdonados y solo lo aparentan por fuera. Este texto nos muestra cuán despreciables son los hipócritas para el Señor. Y esto debe hacernos examinar nuestras vidas. Preguntémonos cada uno: ¿Realmente el Señor ha cambiado mi vida? —O, ¿Estoy actuando solamente por fuera cuando mi corazón no está en estas cosas?

Meditemos en esto, Hnos.