Sal:103:2 “Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios”.
Meditando esta semana me daba cuenta de cuán duros de cerviz somos todos. El Señor me recordó este versículo, en la frase que dice: “Y no olvides ninguno de sus beneficios”. Sal 68:19 también dice: “Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación”. Y digo que somos duros de cerviz porque nos cuesta mucho encontrar los beneficios que Dios nos da cada día. Si omitimos la salvación con todo lo que conlleva: perdón de pecados, ser hijos suyos, la vida eterna, etc. Si omitimos el hecho de la resurrección de Cristo y su intercesión por nosotros a la diestra del Padre…
¿Qué podemos añadir más? — ¿Quizá el alimento de cada día, el aire que respiramos, el Sol y la lluvia? Deberíamos hacer un esfuerzo por examinar todos sus beneficios. David se pone a enumerar algunos de esos beneficios, y dice:
Él es quien perdona TODAS tus iniquidades.
Él es quién sana TODAS tus dolencias.
Él es quién rescata del hoyo tu vida.
Él es quién te corona de favores y misericordias.
Él es quien sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.
Pero me pregunto: ¿Tenemos nosotros algunos beneficios más de los que David enumera en su salmo?
¿Se te ocurre algún otro beneficio que viene de parte de Dios? ¿Qué tal si recordamos el beneficio de su Palabra en forma inteligible?
¿Qué si recordamos la preservación de esa Palabra hasta nuestros días? — ¿Son estos beneficios suyos? ¿Has pensado en el beneficio de tener un lugar donde reunirte para adorar y alabar a Dios?
¿Has pensado en el beneficio de vivir en un país que de momento no sufre persecución?
¿Has pensado en el beneficio de tener unos hermanos de igual fe y práctica con los que reunirte cuando las puertas de la iglesia se abren? ¿No debiéramos recordar que tenemos himnos que hombres y mujeres de Dios compusieron y recopilaron para que podamos usarlos en nuestras alabanzas a nuestro Dios?
¿Consideras una bendición tener una hermana que toca el piano para acompañarnos en los himnos y las músicas especiales?
¿Has pensado en el beneficio de tener un techo donde cobijarte?
¿Has considerado el beneficio de tener una esposa y una familia?
¿Crees que es un beneficio de Dios tener unos hijos?
¿Piensas que es un beneficio de Dios tener un pastor que predica y enseña la Palabra Divina?
¿Piensas que es un beneficio que tengas unos maestros dispuestos a enseñarte sobre las cosas de Dios?
Tenemos las Clases de Escuela Dominical y el CEBE. ¿De veras crees que es un beneficio o bendición disponer del medio de la oración para hablar con tu Dios por medio de su Hijo Jesucristo? ¿Consideras un beneficio que alguien esté grabando los mensajes para que aquellos que los quieran regalar, o escuchar cuando no pueden venir, los tengan?
Sin embargo, dudo que creamos que esto es un beneficio de parte de Dios. De lo contrario, ¿cómo es posible que cuando no puedes venir no desees aprovechar este beneficio? ¿Consideras un beneficio que haya alguien que está velando por vuestras almas en oración? Hay hermanos que están orando por ti.
Hnos., no sé hasta dónde podríamos llegar contando los beneficios de Dios para con nosotros. Pero el salmista se decía a sí mismo y de paso nos lo dice a nosotros:
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios”.
Hnos., no bendecimos más a nuestro Dios porque olvidamos muchísimos de sus beneficios. ¡Qué bueno sería recordar sus beneficios más a menudo y alabarle por ellos!
Su Palabra nos dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Sant.1:17.
¡Cuánto bien no hace recordar todos sus beneficios!
Meditemos un momento en ellos, y démosle gracias al Señor por ellos.