2Cor.2:1-5
Siempre resulta sorprendente ver el espíritu de abnegación que tuvieron estos hermanos de Macedonia.
Lo primero que acertamos a ver es que, cuando nos sometemos al Señor para dar sacrificialmente, se pone de manifiesto la gracia de Dios.
A esto se le llama dar de gracia. —O sea, más allá de las posibilidades personales.
La viuda que dio dos blancas al templo según se nos relata en los evangelios, dio de gracia.
El Señor nos dice que aquella mujer no tenía más. —Lo dio todo.
A esto se le puede llamar: dar más allá de sus fuerzas.
En el Ver. 3 Pablo nos dice de estos macedonios:
“Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas”.
Hnos., esto es dar de gracia. —Esto es dar más allá de las posibilidades. —Esto es dar sacrificialmente.
Cuando hablamos de la ofrenda de fe o de misiones, debemos recordar este principio. —Dar de gracia.
En Mat.10:8 dice el Señor: “de gracia recibisteis, dad de gracia”.
¡Cómo debemos recordar estas palabras a la hora de dar! —No solamente dinero, sino cualquier cosa.
Son pocas las veces que damos algo pensando en lo que nosotros hemos recibido del Señor.
Nuestro cálculo a la hora de dar es: ¿Cuánto me queda para mí?
Pero estos Hnos. de Macedonia dieron más allá de su poder adquisitivo.
Ellos debieron pensar: Podemos pasar con alguna estrechez pero no queremos dejar de participar.
Tuvieron la gracia de dar como un privilegio que no querían perder. —No fue un dolor.
Fíjate en lo que sigue diciendo Pablo:
Ver.4 “pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos”.
Ese “pidiéndonos con muchos ruegos” significa: nos pedían implorándonos mucho, que les permitiésemos ofrendar.
Esto es algo casi desconocido para nosotros, ¿no es verdad, hermanos?
¡¡Rogar suplicando que te dejen participar siendo que tú mismo estás en necesidad de que te ayuden!!
Cuando Pablo escribió la carta a los filipenses fue porque recibió una ayuda de estos hermanos a través de Epafrodito.
Y él les escribe mostrando su gratitud por lo que había recibido, diciendo:
Fil.4:18 “todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios”.
Ellos habían dado de nuevo más allá de sus posibilidades. — Por eso les dice:
Ver.9 “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Pablo sabía que habían dado hasta quedarse en necesidad.
— Sabía que, habiéndole enviado su donativo, a ellos les faltaría.
Por eso dice: Dios suplirá lo que os falta a vosotros por haberme ayudado.
Veamos que no dice lo que os falte.
—Dice: lo que os falta, sabiendo que les faltaba por haberle enviado su ayuda.
El apóstol estaba seguro que ese mismo Dios al que servía, y que había usado a los filipenses para ayudarle, les supliría sus necesidades.
Y dice además que este tipo de ofrenda es: “olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios”.
¿Hemos pensado alguna vez que tienes necesidades y parece que el Señor no suple la necesidad?
Quizá, como nos dice Santiago, porque pedimos mal, para gastar en nuestros deleites.
Quizá porque somos propensos a decir como decía Dr. Spence: “Dame, dame, dame, mi nombre es Jaime”.
Quizá porque sabemos poco de sacrificar por o para otros.
—No sabemos mucho de esos sacrificios que son de olor fragante ante el Señor.
Cuando sacrificas por alguien estás haciendo sacrificios que agradan a Dios.
Estos sacrificios son de olor fragante: —De olor muy agradable en la faz del Señor.
Estos sacrificios son como un perfume grato y agradable a Dios.
Antes hicimos referencia a las palabras del Señor: “de gracia recibisteis, dad de gracia”.
¡Y cuán importante es recordar esto a la hora de dar! —Recordar que todo lo recibimos por la gracia de Dios.
Debemos recordar la tantísima gracia que hemos recibido y recibimos de Dios todos los días.
Deberíamos ofrendar pensando en cuánto nos da el Señor.
Un último versículo para recordar:
He.13:16 “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios”.
Recordemos, estos sacrificios son de olor grato al Señor. Son sacrificios agradables a Dios.