Por Dàmaris R. Sánchez
Reginald Heber, autor de la letra de nuestro himno Santo, Santo, Santo, nació en la Inglaterra de 1783. Al ser su familia adinerada, Heber pudo asistir a la universidad de Oxford y mejorar sus habilidades literarias.
Heber se interesó pronto en el ministerio y, tras ser ordenado por la iglesia anglicana, sirvió dieciséis años en una pequeña capilla. Conocido por su admirable carácter cristiano, fue muy respetado por los aldeanos. Tres años antes de su muerte, Reginald Heber fue destinado a la India como obispo de Calcuta. Su duro trabajo y difíciles condiciones climatológicas empeoraron su salud. Fue tras una predicación al aire libre a una multitud de indios, que Heber murió de una insolación con tan solo cuarenta y tres años. Al año de su muerte, su viuda publicó más de cincuenta himnos de los cuales la mayoría todavía se cantan. Reginald Heber escribió la letra de este himno con el único propósito de ser usado en el domingo de Trinidad que es ocho semanas después de la Semana Santa. En ese domingo se reafirma la doctrina del Dios en tres personas. Aunque el término trinidad no aparece en la Biblia, Heber conocía las Escrituras y las verdades eternas que enseñan la deidad de Cristo y del Espíritu Santo así como la del Padre.
El Dr. John Bacchus Dykes compuso la música para la letra de Reginald Heber en el año 1861. La tonada se llamó “Nicea” por el Concilio de Nicea celebrado en el 325 de nuestra era para examinar la doctrina de la trinidad.
El deseo de Reginald Heber fue siempre el de mejorar la calidad de los cánticos congregacionales. No caigamos en el desuso de este majestuoso pilar de doctrina.
Santo! Santo! Santo! Señor Omnipotente,
Siempre el labio mío loores te dará;
Santo Santo Santo te adoro reverente,
Dios en tres Personas, bendita Trinidad.
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Santo Santo Santo en numeroso coro,
Santos escogidos te adoran sin cesar,
De alegría llenos, y sus coronas de oro
Rinden ante el trono y el cristalino mar.
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Santo! Santo! Santo! la inmensa muchedumbre,
De ángeles que cumplen tu santa voluntad,
Ante ti se postra bañada de tu lumbre,
En poder perfecto, pureza y caridad.
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Santo! Santo! Santo! por más que estés velado,
E imposible sea tu gloria contemplar;
Santo tú eres solo y nada hay a tu lado,
En poder perfecto, pureza y caridad.
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Santo! Santo! Santo! la gloria de tu nombre,
Vemos en tus obras en cielo, tierra y mar.
Santo! Santo! Santo! te adora todo hombre,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.
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