He.5:13-14 “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
En estos versículos se nos habla de dos tipos de comida: 1. la leche y 2. el alimento sólido. Con respecto a la leche no hay mucho qué decir. Pero ¿cuáles pueden ser los alimentos sólidos? Patatas, carne, verduras… De manera que lo que diferencia la leche del alimento sólido es que uno simplemente se traga, y el otro se tiene que masticar.
La leche no requiere de mucho esfuerzo, pero el alimento sólido requiere de un mayor esfuerzo. Sin embargo, este es un síntoma que hace diferencia entre un cristiano maduro y un bebé en Cristo. Es obvio que lo que el escritor de Hebreos nos dice por inspiración divina, es que debemos alimentarnos con alimento sólido. Cuando somos salvos, necesitamos de los rudimentos de la doctrina. —Alimentarnos poco a poco.
Pero cuando ya llevamos años en la vida cristiana, debemos ir madurando espiritualmente. Ya no nos enfadamos si no nos han saludado, o si en un mensaje oímos algo que nos atañe directamente.
Uno de los problemas por los que muchos creyentes no maduran es porque los predicadores les dan un poquito de leche en cada culto. —No hay mucho para masticar: Para rumiar, pera meditar. Lo tragan y ni siquiera pueden discernir si la enseñanza era conforme a la Biblia o no.
Y Hnos., nadie puede crecer con una dieta a base de leche. El texto que hemos leído nos dice que, “el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez”. La palabra para niños aquí es “nepios”: “niño que todavía no habla”. A un niño pequeño no puedes darle trozos de alimento sólido; se atragantará y podría ahogarse. Todavía no tiene los dientes para masticar.
Pero al maduro ya se le puede dar alimento más consistente; —y debe dársele. Y, según se nos dice, se les puede dar porque tienen los sentidos ejercitados. Pensando en esto de una forma física, vemos que nuestros sentidos son: Vista, Oído, Olfato, Gusto y Tacto. Estas son básicamente los medios que nos permiten comunicar nuestro interior con el exterior. Si alguien carece de estos sentido no tiene ninguna comunicación con su alrededor.
La mente quedaría totalmente aislada. Todo lo que entra a nuestro interior es a través de los sentidos. Entonces, ¿qué significará tener los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal?
La palabra “Discernimiento” es Diakrisis, que proviene de la palabra Krino, significa = juzgar. Esta palabra denota: Separar, distinguir, escoger. juzgar, interpretar. De manera que es necesario que nuestros sentidos estén ejercitados para poder discernir. Nuestro alimento debe ser sólido para poder crecer, madurar y discernir.
Ahora bien, de entre los cinco sentidos que tenemos, considero que hay dos de ellos que son grandes avenidas que van directas a nuestras almas. —La vista y el oído.
¿Cómo ejercito mi Vista?… ¿Qué cosas veo para alimentar mi alma? ¿“ “ Mi Oído? … ¿Qué cosas escucho para alimentar mi alma?
Debemos preocuparnos mucho de estos dos sentidos principales que tanto pueden afectarnos. ¿Los estoy ejercitando para que me ayuden a discernir el bien del mal? ¿Qué leo, qué veo, en revistas, libros, periódicos, en la Tel, los vídeos…? ¿Qué escucho, qué dejo que entre en mis oídos durante la semana?
Si escuchas canciones y música del mundo, estarás entrenando tus oídos para el mal, y no sabrás discernir la buena música que eleva el alma. ¿Cómo alimento mi alma para ejercitarla en el discernimiento?
Hnos., el discernimiento es algo imperativo para el creyente. Y si siempre ha sido importante, hoy, en los últimos tiempos, lo es más que nunca. Hay todo tipo de doctrinas,… de filosofías de la vida cristiana, todo tipo de “alabanzas”. Pero no todo agrada al Señor.
Pablo dice: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”, 1Cor.10:23.
Y para saber lo que conviene hay que ejercitar los sentidos con buenos alimentos. ¿Cómo estás alimentando tu alma, con leche o con alimento sólido? —Meditemos un momento.