Sal.127:1 “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”.
Meditando en este tan conocido versículo me vinieron estos pensamientos.
Hay tres palabras que resaltan y dan sentido a esta verdad.
- Se nos habla de edificar, o sea, de construir una casa.
- Se nos refiere a una casa en proceso de construcción.
- Se nos dice cómo se puede edificar una casa con éxito.
Ahora bien, debemos preguntarnos a qué casa se refiere. —La verdad es que no nos dice cuál es la casa que se tiene que edificar.
- Puede referirse a un templo o casa de Dios. —No en vano este salmo está dirigido a Salomón. Y conocemos la relación entre Salomón y el glorioso templo que construyó.
- Puede referirse al crecimiento espiritual de una congregación.
- Puede referirse a edificar una familia. —El contexto aplica muy bien a esto, cuando dice después:
Vv.3-5 “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. 4 – Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. 5 – el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta”. - Puede también referirse a la edificación de nuestra propia vida espiritual.
No hará falta grandes esfuerzos para entender que, si Dios no interviene en cualquiera de estas edificaciones, en vano trabajamos.
Un edificio que se hace para el Señor (un templo físico), también debe contar con la colaboración de Dios.
Pero sobre todo, si hablamos de los otros tres aspectos:
— Edificar una casa espiritual. — Edificar una familia. —O, edificar una vida espiritual.
Nos damos cuenta de lo imprescindible que es que Dios se encuentre en estas edificaciones.
- No podemos construir una casa espiritual sin contar con la ayuda y la presencia del Señor en ella. Una congregación será espiritual si Jehová está en ella. Si el Señor está fuera, no habrá crecimiento espiritual. Y, por supuesto, no hablo de crecimiento en número, sino de crecimiento verdaderamente espiritual.
- Tampoco podemos edificar una familia cristiana con nuestros propios criterios, métodos y esfuerzos. La filosofía sobre el hogar cristiano en nuestros tiempos tiende a quitar a Dios y sus enseñanzas. Estos hogares tienen grandes problemas para edificar un hogar verdaderamente cristiano. Debemos tener muy claro que si Dios no está en medio de nuestro hogar, trabajaremos en vano. Las bendiciones prometidas para un hogar cristiano no llegarán a verse en una familia donde no se cuenta con el Señor para la edificación.
Otro tanto podemos decir sobre la crianza de los hijos. Sin el fundamento de la palabra de Dios en la obra de edificar carácter cristiano en nuestros hijos, estaremos edificando árboles torcidos. Y, ¿sabéis que se hace con los arbolitos que tienen a crecer torcidos? Se les ata un poste más fuerte que el tronquito del arbolito para que le tire y dirija a la rectitud. Este poste o estaca que debe atarse es la palabra de Dios y sus principios.
Pro.6:20-22 “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre; 21 -Átalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello. 22 -Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes”.
Pro.3:1-3 “Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; 2 -Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. 3 -Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón”. Los hijos habidos en la juventud son una bendición. —Se nos dice que son herencia de Jehová. A veces está el temor de no poder afrontar los gastos de tener otro hijo. Pero, ¿acaso una herencia que viene de Dios puede arruinarte? —Piénsalo. - Por último, haremos referencia al crecimiento de una vida espiritual.
No puede haber en absoluto una vida espiritual si el Señor no está en tus pensamientos y en tus decisiones.
Si las cuestiones espirituales sólo tienen que ver con la iglesia, entonces no habrá crecimiento espiritual en tu vida.
Pero, démonos cuenta de una cosa:
- Una congregación no puede edificarse espiritualmente si sus miembros no tienen hogares espirituales. —Por más que trabajemos, no lo conseguiremos.
- Una familia no será espiritual si el Señor no está en ella.
- Tu vida no será espiritual si Dios no está en ella.
Y la Casa de Dios, este edificio santo, no podrá crecer mientras los hogares y las personas no cuenten con Dios.
Recuerda siempre: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”.