por José Luis Torres
El Corán
PARA EL MUSULMÁN
El Corán es la compilación de las «revelaciones» que Dios le dio a Mahoma. Está comprendido de 114 surás o capítulos, los cuales no están en orden cronológico, ni en orden de importancia, sino por tamaño, de mayor a menor.
Es difícil seguir el Corán, pues tampoco está organizado por temas. En cuanto a tamaño, es poco más que el Nuevo Testamento. El Corán tomó su forma actual después de la muerte de Mahoma. Entre los asuntos que Mahoma no tuvo tiempo de resolver por causa de haber sido sorprendido por la muerte, fue la de no dejar una versión final oficial del Corán.
Durante la vida de Mahoma, e inmediatamente después de su muerte, el Corán circulaba en varias versiones, la mayoría de ellas en forma oral, y sólo porciones por escrito. El califa sucesor de Mahoma, Uthman, vio la necesidad de darle forma final al Corán, ya que cada vez más circulaban varias versiones del mismo y existían discrepancias en los surás. Así, Uthman compiló el Corán como hoy se le conoce, y mandó destruir todas las demás versiones.
Ya que los musulmanes consideran que Dios envió del cielo el Corán en el idioma árabe, este idioma se considera parte esencial de él. Ellos son prestos en señalar la belleza, cadencia, retórica y ritmo de la lectura del Corán en árabe como una de las pruebas o la más importante de su origen divino. Hasta hace poco, incluso los musulmanes creían que era irreverente traducir el Corán a otro idioma, y que a menos que uno aprenda el árabe (e inclusive, a veces ni así), no podrá entender lo más profundo del significado del Corán. Algunos hasta se han sentido ofendidos por considerar, citar, o tratar de entender el Corán en otro idioma.
El respeto y la reverencia que el musulmán muestra hacia el Corán pone en vergüenza la liviandad como el cristiano trata la Biblia. El musulmán se purifica (toma un baño) antes de tomar el Corán, y si a falta de agua, restriega sus manos con arena. Tal reverencia solamente se entiende cuando se toma en cuenta que el Corán es para el musulmán, lo que Cristo es para el cristiano: La Palabra Viva de Dios. En ese sentido, el concepto de las escrituras es diferente del concepto cristiano de que la Biblia es la revelación de Dios, mientras que Cristo es el «logos», el Verbo encarnado de Dios.
El concepto de inspiración, por tanto, es diferente; mientras que el cristiano entiende y acepta que Dios utilizó a hombres para revelar su Palabra, cuya personalidad quedó plasmada en ella (lo cual no es problemas para el cristiano), para el musulmán, no bastante, las palabras del Corán se originaron en el cielo, y el elemento humano solo sirvió como un canal inerte, o instrumento pasivo. Esto explica el hecho de que, aunque los musulmanes creen que la Torá, y aun la Biblia vienen de Dios, el Corán excede a ellos en que es más reciente que esas revelaciones, y por lo tanto, las hace obsoletas. Es por eso que al tratar de probar su fe al musulmán, el cristiano se ve en total desventaja, pues lo que él considera como autoridad final, para el musulmán está obsoleto y abrogado. Es más, los musulmanes creen que los judíos y los cristianos han adulterado sus respectivas escrituras para acomodarlas a sus creencias.
PARA EL CRISTIANO
¿Es Revelación de Dios el Corán? El musulmán razona en círculos de la siguiente manera para convencerse de que el Corán es una revelación directa de Dios: «Dios se la reveló a su profeta Mahoma, Mahoma fue el hombre más perfecto que jamás ha existido, el Corán no tiene errores, el Corán dice que Mahoma es el profeta de Dios para los últimos tiempos. Si hay diferencias entre el Corán y previas revelaciones (como las escrituras hebreas y las cristianas), el Corán es el correcto porque viene de Dios, Dios se lo dio a Mahoma, y Mahoma es el profeta de Dios, porque el Corán lo dice, y el Corán no tiene errores.» O algo similar.
Para el cristiano, sin embargo, las evidencias demuestran lo contrario. El cristiano cree que no solamente para el Corán, sino para cualquier otro documento, inclusive la Biblia, se deben utilizar pruebas científicas (pensamiento organizado sistemáticamente) para demostrar la autenticidad del documento. Algunas pruebas de ácido demuestran que el origen del Corán, cualquiera que éste sea, definitivamente no divino:
CONTRADICCIONES EN EL CORÁN
Cómo fue revelado el Corán. Cuatro versiones se dan en el mismo Corán: En Surás 53:2-18; 81:19-24 se dice que Alá vino en forma de hombre y se lo entregó a Mahoma. En surás 16:102-104; 26:192-194 dice que fue el Espíritu Santo. En Surá 15:8 dice que ángeles descendieron y vinieron a Mahoma con el Corán, y finalmente, que el ángel Gabriel fue quien se lo entregó a Mahoma (Surá 2:97). Esta última es la posición más conocida y la manera final como es interpretado cómo llegó el Corán. Ya al tratar sobre el origen del Islam, mencionamos que la primera vez que tuvo una manifestación sobrenatural, Mahoma pensó que era un yinn quien se le había aparecido, y quedó tan atribulado, que consideró hasta el suicidio. En los relatos bíblicos, cuando alguno de los mensajeros de Dios llevaron una revelación, no tuvieron tal efecto, y su identidad era perfectamente clara y dada a conocer (Daniel 9:21; Mateo 1:20; Lucas 1:11).
El uso de la violencia para convertir al Islam. Al tratar con el origen del Islam, se mencionó que al principio Mahoma trató de propagar su religión en forma pacífica. Fue en ese período cuando Dios le reveló a Mahoma que no debería haber compulsión (violencia) entre las religiones. En Surá 2:257 leemos: «Nada de violencia en religión. El camino verdadero se distingue bastante del error. . .». Sin embargo, luego que Mahoma recurrió a la violencia, convenientemente recibió «nueva revelación» de que Yijad (guerra «santa») era mandada por Alá.
En Surá 2:186-187 leemos:
Combatid en la senda de Dios contra los que os hagan la guerra. Pero no cometáis injusticia atacándolos primero, pues Dios no ama a los injustos. Matadles doquiera que los halléis y expulsadles de donde ellos os hayan expulsado. La tentación de la idolatría es peor que la carnicería en la guerra. No les libréis combate junto al oratorio sagrado, a no ser que ellos
os ataquen. Si lo hacen, matadlos. Tal es la recompensa de los infieles.
Luego en Surá 4:79. . . Señor, ¿por qué nos ordenas la guerra? ¿por qué no nos das algún descanso hasta un tiempo próximo? Respóndeles: El goce de la vida de aquí abajo es poca cosa; la vida futura es el verdadero bien para los que temen a Dios. . .
Y luego en Surá 9:5. Una vez expirados los meses sagrados, matad a los idólatras dondequiera que los halléis, hacedles prisioneros, sitiadles y asechadles; pero si se convierten, si observan la oración, si hacen limosna, entonces dejadles tranquilos, pues Dios es indulgente y misericordioso.
Y en Surá 47:4-5. Cuando encontréis infieles, matadles hasta el punto de hacer con ellos una carnicería y estrechad fuertemente las trabas de los cautivos. Luego ponedlos en libertad o entregadlos mediante un rescate, cuando la guerra haya cesado. Obrad así. Si Dios quisiese, triunfaría de ellos por sí mismo; los exterminaría; pero os hace luchar para probaros a unos por otros. Los que hayan sucumbido en el camino de Dios, Dios no hará perecer sus obras. El Ramadán y otras costumbres religiosas. Cuando Mahoma trató de congraciarse con los judíos de Medina, adoptó algunas de sus costumbres religiosas como: orar hacia Jerusalén, observar el Día de la Expiación (Yom Kippur), el abstenerse de ciertos alimentos, etc. Sin embargo, cuando Mahoma se desilusionó de los judíos, una vez más recibió revelación de que se debía orar hacia Meca (Surá 2:139), y en vez de observar el Día de la Expiación y la dieta de los judíos, estableció el Ramadán (Surá 2:179; 12:181-183; 5:98; 2:168; 4:158).
El Ramadán es el mes designado por Mahoma para el ayuno. Se celebra el noveno mes del año, y ya que los musulmanes se guían por el año lunar, en vez del solar, dicho mes tiene 28 o 29 días, lo cual hace que cada año el Ramadán caiga diez días antes que el año anterior. Durante este mes, el musulmán se ha de abstener de ingerir bebida o alimentos durante el día, pero una vez que el sol se pone, la persona es libre para ingerir lo que se le antoje. Aunado a la práctica de recitar sus oraciones cinco veces al día, el Ramadán aparenta tener un profundo efecto espiritual en la gente. Lo contrario es lo cierto. Misioneros que han dedicado su vida a evangelizar en países musulmanes testifican que durante este mes es cuando más violencia, más glotonería, y más evidente son los deseos y pasiones de la naturaleza humana.
Cualquier parecido entre esto y la cuaresma católica no es mera coincidencia, solo son el resultado de leyes impuestas por el hombre. La Biblia dice: Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, cómo si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. (Colosenses 2:20-22).
CONCEPTOS CRISTIANOS EQUIVOCADOS.
El Corán alaba y reconoce las escrituras hebreas y las cristianas como revelaciones divinas (Surá 2:81, 85; 3:2, 78). Eso crea un dilema para el musulmán, pues si el Corán es también una revelación dada por Dios a Mahoma, las enseñanzas del Corán deberían estar en perfecta armonía con dichas escrituras, tal como lo están éstas entre sí, pero tal no es el caso. La evidencia dentro del mismo Corán revela que conceptos «cristianos» están en directa contraposición de la enseñanza de la Biblia, y solo revelan el deficiente conocimiento de la misma que tenía Mahoma. He aquí algunos ejemplos.
La Trinidad. El Corán arremete violentamente contra el concepto de que la trinidad «cristiana» está formada por Dios el Padre, Jesús el Hijo, y María la madre de Jesús: Surá 4:169.
¡Oh vosotros los que habéis recibido las Escrituras [cristianas]! en vuestra religión, no paséis la medida justa, no digáis de Dios más que lo que es verdad. El Mesías, Jesús, hijo de María, es el apóstol de Dios, y su verbo, que echó en María, es un espíritu que proviene de Dios. Creed, pues en Dios y en sus apóstoles y no digáis: Hay trinidad. Cesad de hacerlo, Esto os será más ventajoso, pues Dios es único. Gloria a él; ¿cómo tendría un hijo? A él pertenece todo lo que hay en los cielos y en la tierra. Su patronato basta; basta tener a Dios por patrono. Surá 5:77.
Infiel es el que dice: Dios es el tercero de la trinidad, en tanto que no hay más Dios que el Dios único. Si no cesan, en verdad, un castigo doloroso alcanzará a los infieles.
Surá 5:116. Dios dijo entonces a Jesús: ¿Has dicho alguna vez a los hombres: Tomad por dioses a mí y a mi madre, al lado del Dios único? ¡Por tu gloria¡ no. ¿Cómo habría podido yo decir lo que no es cierto? Si yo lo hubiese dicho, ¿no lo sabrías tú? Tú sabes lo que hay en el fondo de mi alma y yo ignoro lo que hay en el fondo de la tuya, pues tú solo conoces los secretos. Es evidente que el concepto de la trinidad que Mahoma trata de refutar es el concepto de divinidad de María en el concepto católico, no el cristiano, pues del siglo V al VII surgieron sectas que creían que Dios tenía una esposa llamada Venus o Al Zahrah a quien consideraban la «Reina del Cielo», y que estas dos divinidades procrearon un hijo. Esta creencia pagana, como muchas otras, fueron luego incorporadas por la Iglesia Católica a su «cristianismo».
Si el Corán fuera inspirado por Dios, ¿no sabría Dios que la doctrina que los verdaderos cristianos han profesado desde los tiempos de los apóstoles es la doctrina que es expuesta en 1 Juan 5:7 «Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno»?
Duración de la creación. El Corán no solamente contradice las Escrituras cristianas en cuanto a la duración de la creación sino que se contradice a sí mismo.
De acuerdo con Surá 54:50 la creación se realizó en un abrir y cerrar de ojos; luego en Surá 41:9 dice que los siete cielos musulmanes fueron creados en cuatro días, pero dos versículos más adelante dice que en dos. Si a eso le añadimos lo que el versículo ocho dice, que en dos días se hizo la tierra, entonces tenemos un total de ocho días. Si eso no fuera contradictorio, en Surá 7:52 dice que la creación tomó seis días (lo cual concuerda con el relato bíblico), lo mismo dice en Surá 10:3; pero en Surá 32:4 dice que: «. . . Él conduce los negocios del mundo del cielo a la tierra; luego todo remonta a él en un día cuya duración es de mil años de vuestro cómputo» Para rematar, Surá 70:4 dice que un día es 50.000 años.
Lo que los estudiosos del Corán han concluido es que Mahoma registró los surás que coinciden con el relato bíblico al inicio de su «ministerio», pero en lo sucesivo, recibió nuevas «revelaciones» sobre la duración de la creación, y se lo olvidó corregir los anteriores surás. ¿Qué otra explicación se podría dar?
La Biblia dice que el mundo fue creado en seis días, y aunque la Biblia también dice que un día para EL SEÑOR es COMO mil años, hay mucha evidencia dentro de la misma Biblia que Dios creó los cielos y la tierra en seis días literales:
1. La frase: «fue la tarde y la mañana un día.. .». El relato de la Creación en Génesis tiene que tener un sentido literal al referirse al «día», de lo contrario, no tendría sentido que terminara cada día de la creación con las palabras: «fue la tarde y la mañana un día. . .». (Génesis 1: 5, 8, 13, 19, 23, 31).
2. Dios descansó el séptimo día. Solo siendo literales los días tiene sentido el sábado. Génesis 2:3 «Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó; porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación».
3. El cuarto mandamiento. Dios ratifica que en seis días hizo los cielos y la tierra (Ex 20:11), y en base a eso, establece el cuarto mandamiento, que es el de descansar el séptimo día (Ex 20:8-10). Si el día fuera de mil años (o de 50.000 como dice el Corán) como reclaman los alegoristas, estaríamos hablando de 1.000 años de reposo para el séptimo día; lo cual, aunque atractivo para los que viven de la asistencia pública, no tiene sentido.
Los apologistas musulmanes, al refutar el relato bíblico de la creación en seis días, en realidad están tirando dardos al Corán cuando dicen que «hoy en día estamos perfectamente conscientes de que la formación del universo y la tierra tuvo lugar en etapas que duraron períodos muy largos». (Maurice Bucaille, The Bible, The Qur´an and Science, p. 115; citado por Norman L. Geisler & Abdul Saleeb, Answering Islam; Baker Book House: Grand Rapid Michigan, 1993, p. 215).
ERRORES RESPECTO A JESÚS.
A pesar de considerar a Jesús como profeta, concebido virginalmente, y sin pecado, la aversión de Mahoma contra el Jesús de la Biblia queda al descubierto en el Corán de varias maneras. Jesús no es el hijo de Dios (2:110; 4:169; más se hablará sobre el papel del Hijo), Jesús no murió en la cruz por nuestros pecados (Surá 4:156), su muerte no era indispensable (Surá 5:19, 116), no era divino y humano a la vez (Surá 3:73, 74, 89), su nombre es confundido con Esaú, y no es el Salvador del mundo (Surá 5:76).
ANACRONISMOS BÍBLICOS.
El Corán hace una verdadera «ensalada» de personajes y relatos bíblicos. Personajes y acontecimientos de diferentes épocas son amalgamados con toda libertad. Eso evidencia la ignorancia del «profeta», y posiblemente, su inaccesibilidad a las verdaderas fuentes de las Escrituras hebreas y cristianas que tanto son alabadas en el Corán. Según el Corán, el diluvio ocurrió en el tiempo de Moisés (Surá 7:136, 7:62), la crucifixión su utilizaba en los días de Faraón (Surá 7:121); confunde a María la madre de Jesús con María la hermana de Moisés y Aarón (Surá 19:28); no todos los hijos de Noé se salvaron del diluvio, sino que uno se rehusó a entrar en el arca y pereció ahogado (Surá 11:32-48); Abraham no ofreció a Isaac, sino a Ismael (Surá 37:100-112); Amán (enemigo de los judíos en el libro de Ester) vivió en Egipto durante el tiempo de Moisés y ayudó a construir la torre de Babel (Surá 27:4-6; 28:38; 29:39; 40:23, 24, 36, 37), etc., etc., etc.
EL CORÁN COMO BIOGRAFÍA DE MAHOMA
La vida de Mahoma puede muy bien ser reconstruida a partir del Corán debido a que éste es una recopilación de revelaciones de mucha coincidencia que le vinieron a Mahoma en el momento más indicado. ¿Cómo inspirar Yijad? La salvación es una incertidumbre para el musulmán, aun para los que cumplen con los cinco pilares del Islam. Ya que el mejor medio de diseminar su nueva religión probó ser la «guerra santa» o Yijad, era solamente lógico que el premio fuera lo suficientemente atractivo para que los seguidores de Mahoma lo ejecutaran. De ahí que solamente a los que mueren en batalla se les promete entrar al paraíso musulmán «con todo y huaraches» (Surá 22:58-59; 3:157-58; 170-71). Y ya que los incentivos positivos no son atractivos para todos, el otro recurso para obligar a involucrarse en la guerra santa fue el infundir el temor. A los que se rehúsan recurrir a la violencia, así como a los que dudan del llamado del profeta, o cuestionan su palabra u orden, una sola sentencia hay para ellos:
He aquí cuál será la recompensa de los que hacen la guerra a Dios y a su enviado, y que emplean todas sus fuerzas en cometer desórdenes en la tierra; les condenaréis a muerte o les haréis sufrir el suplicio de la cruz; les cortaréis las manos y los pies, alternados; serán expulsados de su país. La ignominia les cubrirá en este mundo y un castigo cruel les espera en el otro. (Surá 5:37). Esto explica por qué los musulmanes están tan ansiosos a morir por su causa. La orden de violar el mes santo. Cuando forzado a exterminar a sus enemigos durante el mes santo que prohibía la guerra, Mahoma no tuvo problema de hacerlo. Dios lo liberó del dilema moral con una nueva revelación:
Te interrogarán sobre el mes sagrado, sobre la guerra en este mes. Diles: La guerra en este mes es un grave pecado; pero apartarse de la senda de Dios, no creer en él y en el oratorio sagrado, expulsar de su recinto a los que lo habitan, es un pecado más grave todavía. La tentación de la idolatría es peor que la carnicería. Los infieles no cesarán de haceros la guerra mientras no os hayan hecho renunciar a vuestra religión, si pueden. Pero aquellos de vosotros que renunciéis a vuestra religión y muráis en estado infidelidad, esos son los hombres cuyas obras se perderán inútilmente en esta vida y en la otra; son los hombres destinados al fuego y allí permanecerán eternamente. (Surá 2:214).
La mujer de su hijo. Zayd, el hijo adoptivo de Mahoma, estaba casado con una hermosa joven de la cual estaba profundamente enamorado. Según las tradiciones, un día el profeta vio a su nuera sin velo y quedó tan impresionado por su belleza que la codició. El profeta les sugirió a la pareja que se divorciaran (lo cual es permitido en el Islam) para que él la pudiera tomar como una de sus esposas. Al rehusarse a acceder a semejante petición, el profeta recibió una revelación muy apropiada que resolvería el asunto:
¡Oh Mahoma! Tú has dicho un día a este hombre respecto del cual ha estado lleno de bondad y alguien ha colmado con sus favores: Guarda a tu mujer y teme a Dios; y tú ocultabas en tu corazón lo que Dios iba a exponer muy pronto a la luz del día. Tú has temido a los hombres, y sin embargo, era más justo temer a Dios. Pero cuando Zeid tomó un partido y resolvió repudiar a su mujer, nosotros le unimos a ti mediante el matrimonio, a fin de que no sea para los creyentes un crimen el casarse con las mujeres de sus hijos adoptivos, después de su repudiación. Y la sentencia de Dios se cumplió. No hay crimen de parte del profeta por haber aceptado lo que Dios le concedía; Dios acostumbraba a hacerlo para los que han vivido antes de ti. (Las órdenes de Dios están fijadas de antemano). Surá 53:37-38.
De hecho, además de la ira, y la venganza, Mahoma era también conocido por su apetito sexual. Los judíos lo criticaron diciendo que: «el profeta no tenía otra cosa que hacer que tomar esposas». Aunque el Corán en Surá 4:3 prohibe más de cuatro mujeres. Mahoma tuvo por lo menos quince mujeres, aunque algunos dicen que tuvo hasta 25. Una de ellas era una niña de ocho o nueve años. La obsesión por los placeres sensuales se ve también en la descripción de Mahoma del cielo musulmán, en el que los musulmanes que van al paraíso son satisfechos por hermosas mujeres y por ríos de placer. (Surá 2:25; 4:57).
Otras situaciones variadas. Además del Corán, otras revelaciones igualmente inspiradas de los musulmanes son los jadits. En ellos se ve también lo favorable de las «revelaciones» que recibió Mahoma. Como la revelación sobre la deprecación de Abu-Lahab, la revelación para evitar la pelea entre dos facciones musulmanas, la revelación para terminar el pleito entre las esposas de Mahoma, etc., etc., etc.
LA APOSTASÍA DE ABDOLA B. ABI SARH
Abdola Sarh fue un discípulo de Mahoma muy cercano que tuvo mucho que ver con la escrituración del Corán. Abdola hacía constantes sugerencias a Mahoma sobre cómo redactar mejor las «revelaciones» que Mahoma recibía. Casi siempre era escuchado por Mahoma. Al correr del tiempo, Abdola apostató del islamismo sobre la base de que si Mahoma era el profeta de Dios, y el Corán era la revelación de Dios perfecta, ésta no debería poder cambiarse por las sugerencias de un hombre como él. Abdola abandonó a Mahoma y regresó a Meca y se unió nuevamente a los coraxíes. En su regreso triunfal a la Meca, una de las personas, pues, con las que tenía que saldar cuentas Mahoma fue Abdola Sarh, pues éste sabía demasiado y nunca aprendió a mantener cerrada la boca. Abdola fue ejecutado.
EL CARÁCTER APOLOGÉTICO DEL CORÁN
La Biblia no es un libro de teología, ni mucho menos de apologética. No trata de probar la existencia de Dios, ni trata de demostrar que las otras «religiones» están equivocadas, ni de excusar los errores de los personajes bíblicos. De hecho, una de las pruebas de la inspiración de la Biblia es que las aparentes «contradicciones», así como los errores y defectos de personajes como los patriarcas, profetas y otros, son relatadas sin parcialidad. Las «contradicciones» se han resuelto con nuevos descubrimientos arqueológicos o de manuscritos, y las deficiencias morales de hombres y mujeres de Dios, resaltan los propósitos y la misericordia de Dios.
El Corán, en cambio, es un tratado de apologética que agresivamente trata de establecer el Islam como la religión de Alá para la humanidad (Surá 3:19), ataca violentamente las creencias de los infieles (judíos y cristianos primordialmente), defiende a Mahoma de cuántas deficiencias de su carácter presentaba, como los mencionados arriba y otros como el que no estaba poseído por un demonio, y la interminable exaltación de Alá como el verdadero Dios, y a Mahoma como su profeta.
LA DOCTRINA DE LA ABROGACIÓN
A pesar de la contundente evidencia de la manera descuidada de compilar el Corán que demuestra su origen humano, el musulmán tiene una salida muy conveniente para explicar los errores y contradicciones de su libro sagrado:
La Doctrina de la Abrogación. Dicha doctrina establece que Dios puede abrogar doctrinas o enseñanzas anteriores con nuevas y mejores.
Los versículos Satánicos. Una de las enseñanzas que obligó a Mahoma inventar la doctrina de la abrogación fueron los famosos versículos satánicos. Cuando Mahoma trató de hacer avanzar el Islam en forma pacífica, Mahoma adoptó una posición comprometedora con los nativos de Meca permitiéndoles continuar con la adoración de las tres divinidades femeninas, hijas de Alá: Al-Lat,
Al-Uzza y Manat. Más tarde, cuando Mahoma ganó más fuerza, dio a conocer nueva revelación de que Dios condenaba la adoración de otro dios (o diosa) aparte de Alá. Esto fue la fuente de una burla interminable del dios de Mahoma, pues sus compatriotas no entendían por qué Alá no se decidía si era correcto o no adorar a sus hijas. Según la tradición e innumerables fuentes históricas, Mahoma recibió luego otra visita del ángel Gabriel en la que es reprendido por acceder a la presión de sus paisanos (Surá 53:19-24) y a dejarse inspirar por el diablo, y a reafirmar el monoteísmo de Alá. Así anunció Mahoma que esos versículos inspirados por Satanás quedaban abrogados.
Causa de Vergüenza. La doctrina de la abrogación es una causa de vergüenza para el Islam. Según el Corán, éste está libre de error (Surá 85:21-22); y sus versículos son inmutables (Surá 3:5). ¿Cómo es posible que en menos de 20 años (que fue la duración de la revelación total del Corán) se tuvieran que cambiar las doctrinas ‹o puesto de otra manera‹ que Dios cambiara tan rápido de opinión? En los 1600 años que duró la revelación de la Biblia, ni una sola doctrina ha sido abrogada.
La Palabra de Alá no puede corromperse. Aunque las escrituras hebreas y cristianas son exaltadas como de origen divino (según establecimos más arriba, Surás 6:34; 10:64), no obstante los musulmanes no aceptan la Biblia como la tenemos en la actualidad, porque según ellos, los cristianos la han manipulado para apoyar sus doctrinas. Una de las razones de creer esto es porque según ellos, la Biblia profetizaba la venida de Mahoma, pero como la Biblia en su actual forma no lo hace, los cristianos la adulteraron. Si la palabra de Dios no puede corromperse, y el Corán atestigua que la Biblia es palabra de Dios, ¿cómo entonces dejó Dios que se corrompiera?, y si la Biblia se ha corrompido, ¿cómo puede estar seguro el musulmán que el Corán no se corromperá también?
La muerte, sepultura y resurrección de Cristo y el Corán Ya dijimos que el Corán contiene descripciones deficientes respecto al Señor Jesucristo. La más seria de ellas es quizá la que no es Dios encarnado y que no murió en la cruz. Toda la estructura de la fe cristiana permanece en pie o se derrumba sobre estas verdades (1 Corintios 15:12-17). Este fue el centro de la predicación apostólica. Dice el Corán:
Dicen: Hemos condenado a muerte al Mesías, a Jesús, hijo de María, al enviado de Dios. No, no lo han matado, no lo han crucificado; un hombre que se parecía fue puesto en su lugar, y los que disputaban sobre esto han estado ellos mismos en la duda. No lo sabían de ciencia cierta, no hacían más que seguir una opinión. No lo han matado realmente. Dios lo ha elevado a él, y Dios es poderoso y prudente. Surá 4:156.
En la humilde opinión de este escritor, ésta es la prueba más contundentemente de quién inspiró el Corán, y no fue el Espíritu Santo.
Satanás trató de disuadir a Jesús de ir a la cruz por medio de Pedro (Mateo 16:22), el espíritu del anticristo es el que niega que Jesús ha venido en carne (1 Juan 4:3) y sabemos que Satanás urdió un plan para tratar de ensombrecer la resurrección, pues eso probaba que las afirmaciones de Jesús sobre quién era él serían ciertas (Mateo 28:11-15). Sea que Mahoma se diera cuenta o no, la negación de la divinidad de Cristo, su muerte y resurrección son prueba que las revelaciones, después de todo, como él mismo lo sospechó desde un principio, no venían de Dios sino de un yinn.