¿Te está llamando el Señor?

Gén.3:8-13

Según el relato que leemos aquí, podemos ver un gran contraste entre la perfecta comunión que tenían Adán y Eva con su Creador, y este momento en que se escondieron de la presencia de Dios.

Seguramente, el ver de inmediato el resultado de haber desobedecido a Dios, les avergonzó. Y es que el pecado avergüenza a quien todavía tiene un corazón sensible.  El pecado nos avergüenza delante de Dios y tendemos todos a hacer lo mismo que ellos hicieron;— a escondernos de Su presencia. Esta actitud es innata a todos los hombres de todos los tiempos desde aquel día.

Algo que podemos destacar en este relato bíblico es el tremendo interés que Dios demuestra  con  aquel que se esconde por haber desobedecido. —Dios comenzó a buscar a Adán y  Eva, sus criaturas más perfectas. Es Dios quien tuvo la iniciativa. —Y con ello se demuestra su gracia. —Siempre es Él quien da el primer paso.

He.1:1-2 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,  2 – en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.

Podemos ver en estas palabras que Dios ha sido quien ha ido tras los hombres desde el principio. Dios ha hablado a los hombres muchas veces, infinidad de veces; y en diferentes maneras: milagros, apariciones, sueños, revelaciones audibles, profetas…

Se nos dice en Romanos 3 que no hay quien busque a Dios. ¿Cómo es que algunos le hemos encontrado?: Porque Él tuvo la iniciativa.

Dios le hace preguntas: ¿Dónde está tú?¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? —Tres preguntas inquisidoras a Adán. A la mujer también le preguntó: ¿Qué es lo que has hecho? No pienso en absoluto que estas preguntas sean en un tono amenazante como si el Señor fuese a decirle:— “Ya verás cuando te encuentre”.

A mi juicio, no indican ánimo de venganza por la desobediencia, más bien todo lo contrario. Pienso que están llenas de misericordia. —Deseos de arreglar la situación en la que se había metido.  La prueba es que, a pesar del castigo que debía proporcionarles, Dios fue benevolente con ellos. Dios es misericordioso. Aún cuando castiga a los suyos, lo hace en misericordia. Vemos un ejemplo muy claro en las advertencias que el Señor hace a su propio pueblo a través de Jeremías.

Jer.46:28 “Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo”.

A pesar de que Dios dijo a Adán que si desobedecía, de cierto iba a morir, le concedió 930 años de vida. Además, proveyó un sacrificio para vestirles con túnicas de pieles, Ver.21.

Y, según nos dice en 1Pe.1:18-19, ya tenía un Cordero desde antes de crear a Adán y a Eva. Pero volviendo a nuestro tema, vemos que Adán y Eva se escondieron; o mejor dicho trataron de esconderse. Muchos cristianos hoy tratan de hacer lo mismo que ellos hicieron por causa de su o sus pecados.

Viven escondiéndose de delante de Dios y escudándose en diferentes “árboles”Unos, quizá bajo el manto de su propia religiosidad. Otros en el seno de su propia familia cristiana. —Otros en un ministerio. Otros rodeándose de aquellos que trabajan en la Obra del Señor.

Pero Dios les pregunta a cada uno: “¿Dónde estás tú?”, Y cuándo Dios pregunta, espera una respuesta: 

Cuando Dios llamó a Moisés, él respondió: “Heme aquí”.
Cuando Dios llamó a Isaías, él dijo: “Heme aquí, envíame a mí”.
Cuando el Señor  preguntó a Saulo: ¿Por qué me persigues?”, él respondió: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”.

Puede que Dios esté hoy tratando de encontrar a alguien aquí que se esconde de Él. Puede que haya cosas en tu vida que te avergüenzan y te escondes de Él.  Puede que el Señor te esté buscando esta mañana porque no estás obedeciendo a lo que Él te ordena.  Pero Dios te llama para ayudarte a salir del problema que te hace huir de Él. Puede que esté preguntando: ¿Dónde estás tú? O ¿Por qué te escondes?— ¿Qué le vas a responder?

En el otro lado de la Biblia, leemos las palabras que el Señor dice a la gente de Laodicea:

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”., Apo.3:20. —Parece que esta gente estaba escondida dentro de la iglesia.

Es cierto que esto no es una pregunta, pero si es un llamamiento. —Y Él está esperando una respuesta tuya.

¿Hay algo en tu vida que tienes que confesarle al Señor? — ¿Escuchas que Él te llama?  —Respóndele .