La Biblia nos habla de varios 5 tipos o grados de creyentes. Bebés, niños, carnales, inmaduros y no inmaduros, y maduros. Quizá por eso vemos tanta diversidad y grados de creyentes. Al igual que cada creyente puede distinguirse en una o más de estas seis categorías, así también cada iglesia puede caer en una de estas categorías.
Estas características son el sello predominante de una vida, y se deriva de las decisiones, del comportamiento, de la fidelidad que manifiestan sus acciones, etc. ya sea en la vida personal o como iglesia. Estas cinco categorías podrían resumirse a tres, y encajan en el patrón del tabernáculo. En el Tabernáculo había 3 diferentes partes: El atrio, el lugar Santo y el Lugar Santísimo. Y pienso que bien podrían corresponder a estas tres características del cristiano o de las iglesias.
1. Los bebés y los niños y carnales espirituales.
Los bebés en Cristo y los niños espirituales están jugando en la puerta del atrio de las cosas espirituales. Están en la puerta entrando y saliendo. Como jugando con las cosas espirituales.
Efe.4:14 “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina”.
Estos creyentes nunca acaban de comprender bien en qué creen o no creen. Cualquiera puede venir y enseñarles lo que sea, y lo creen; luego viene otro y le dice otra cosa y también la creen. Son creyentes inconstantes. —Siempre están bebiendo leche espiritual en vez de comer alimento sólido. Se conforman con cualquier cosita espiritual que se les ofrezca. Pero la Escritura dice:
He.5:13 “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;”.
Una persona inexperta es una persona sin experiencia en la Palabra. Los carnales se asocian con los niños espirituales. Es curioso ver como se juntan y lo pasan bien en su ignorancia. He oído de una iglesia que un domingo por la tarde se dedicaron al “tiroteo bíblico” y al que ganaba se le tiraba desde el púlpito un caramelo. La verdad es que me cuesta de creer que se pueda llegar a tales extremos. —Ojalá fuese mentira. Pero por otro lado no me extrañaría tanto. —Éstos buscan “diversión espiritual”. Pablo los pone a ambos (carnales y niños) en un mismo nivel cuando habla a los corintios,
1Cor.3:1 “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo”.
Estas son también iglesias que se juntan y lo pasan bien, pero no hay alimento en la casa, sólo lechita. No hay madurez espiritual. —Procuran tener muchas actividades para sentirse bien. Así llegan a creer que están bien con el Señor, mientras hacen cosas religiosas.
2. El creyente inmaduro.
También se habla de los inmaduros e inconstantes.
2Tim.3:17 “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
El pasaje aquí nos habla de que la Palabra de Dios es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia…”. De esta manera, el hombre, el creyente que no es maduro puede llegar a la madurez.
3. El creyente maduro.
La atención constante a la Palabra de Dios es lo que hará que los creyentes inmaduros alcancen madurez. Hay creyentes que se sienten bien en su inmadurez, pero hay otros que desean llegar a la madurez. Hay quienes desean entrar hasta lo más profundo del Tabernáculo. No se conforman con estar en la puerta del Atrio jugueteando. No se conforman con estar en la puerta del Lugar Santo.
Estos son aquellos que sin ser todavía maduros anhelan entrar más allá de la cortina del Lugar Santísimo. — ¡Quieren alimento sólido! Y se esfuerzan por practicar lo que han aprendido para seguir creciendo. La leche no les sacia suficientemente. —Quieren algo más sólido.
Heb.5:14 “pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
Aquí el autor de Hebreos deja claro que aquellos que se alimentan de alimento sólido son los que se han ejercitado en el discernimiento de lo bueno y lo malo. Y ellos quieren alimento que les alimente de veras. —¿De cuáles eres tú?
¿Te conformas con estar en el atrio revoloteando? O ¿te conformas con estar a la entrada del Lugar Santo?
O realmente deseas estar en el Lugar Santísimo en comunión con Dios? — Meditemos un momento.