Por Alejandro Sánchez
Se atribuye este precioso himno a John Francis Wade. Su vida, a diferencia de otros autores, no es muy conocida. De hecho es muy poco lo que se conoce de él. Se sabe, no obstante, que era un conocido y buscado copista ambulante.
Ahora, en nuestros tiempos, nos parece incomprensible que alguien pudiese dedicar su vida a copiar a mano páginas y
páginas de textos manuscritos, dibujos, partituras y libros. Nos es tan fácil apretar un botón y conseguir las copias que deseemos…
Unos de los que más apreciaban el trabajo del Sr. Wade eran los directores de coros. También los profesores y alumnos de las Universidades. De todas partes del Oeste de Europa le llamaban para obtener sus servicios, especialmente Inglaterra, Francia y Portugal. Estaba capacitado para duplicar en diferentes idiomas.
Precisamente se encontraba en una universidad en Lisboa por el año 1750 transcribiendo manuscritos cuando, en medio de sus copias apareció una composición que leía:
“Adeste, Fideles,
Laeti triumphantes;
Venite, venite in Bethlehem;
Natum videte regem angelorum,
Venite, adoremus Dominum”.
La copia más antigua de este himno data de 1743. A través de los tiempos, aunque ligeras, ha sufrido alteraciones en sus versos especialmente en sus traducciones. Alrededor del año 1841, Frederick Ockeley (1802-1880) escribió la primera línea: “Vosotros, fieles, acercaos”, y con tal letra se usó en la Capilla de la calle Margaret en Londres, (Margaret Street Chapel).
En 1852, en el Himnario de F.H. Murray: “Para Uso de la Iglesia Inglesa”, se imprimió la primera línea como: “O Come, All Ye Faithful”, literalmente: “O Venid, Todos los Fieles. De esta letra traducimos nosotros: “Venid Fieles Todos”.
Aunque algunos han dicho que no se sabe a ciencia cierta que fuese John Frances Wade quien realmente escribió la música y la letra de este himno, casi todos reconocen que, de no haber sido por él, seguramente este himno no habría visto la luz. Su trabajo de copista ayudó a su promoción y distribución.
Y lo cierto es que no hay Navidad, ni iglesia, que no entone más de una vez este himno precioso. Se ha convertido en un clásico como: “Noche de Paz”, por citar alguno.
Sus palabras son una invitación a la adoración y alabanza del bendito Salvador que fue encarnado. ¡Recordémoslo de nuevo!
1ª “Venid, fieles todos,
A Belén marchemos,
De gozo triunfantes,
Henchidos de amor.
Y al Rey de los cielos
Humilde veremos”.
CORO
“Venid, adoremos,
Venid adoremos,
Venid adoremos
A Cristo el Señor.”
2ª “El que es Hijo eterno,
Del Eterno Padre,
Y Dios verdadero
Que al mundo creó.
Del seno virgíneo
Nació de una madre”.
3ª “En pobre pesebre
Yace reclinado,
Al hombre ofreciendo
Eternal salvación.
El santo Mesías,
El Verbo humanado”.
4ª “Cantad jubilosas,
Celestes criaturas;
Resuenen los cielos
Con vuestra canción:
¡Al Dios bondadoso,
Gloria en las alturas!”.
5ª “Jesús, celebramos
Tu bendito nombre
Con himnos solemnes
De grato loor;
Por siglos eternos
Adórete el hombre.